ESTE VERANO SILENCIOSO
Un decreto acaban de publicar:
“Se suspenden las fiestas
que tenían lugar durante el verano”.
No tenemos otra referencia.
Después de tanto confinamiento
queda un recuerdo, una tímida posibilidad
de cambiar el ropaje por el de fiesta,
el de buscar esa reunión engalanada.
Este verano tu fiesta, Virgen del Otero,
será distinta, llena de silencio quizás
y con la vista en el campo, en ese
océano lleno de caminos con sus cruces
que han hecho diferente la circulación
de la vida de este verano silencioso,
que no acabo de comprender,
esta metonimia mundial
donde la tierra se abre al que se va
y los que quedan barruntan el viaje.
Tú que tienes el don de la presencia
y puedes estrechar o dilatar el corazón,
danos el ejercicio del poder humano
al servicio de la resistencia
para cruzar este desierto.
Sigue con el esplendor de tu belleza
inundando nuestra fe,
con tu mirada dulce y apaciguadora
en el campo de la esperanza y del futuro,
donde la pasión y la fe ganaron siempre,
acunados, rodeados de la luz celestial
que percibimos de tu ternura,
tu mirada, tu rostro
que armoniza nuestros sentimientos
en estos momentos de la vida real,
llenos de efusiones de sensibilidad
por las fatalidades humanas
implantadas en el tejido de la vida,
henos aquí, ante ti, que viviste sufriendo
con tus sentimientos heridos,
después asimilados y enriquecidos,
danos la facultad de proteger y ser protegidos,
de amar y de ser amados
en este verano silencioso y siempre.
Un decreto acaban de publicar:
“Se suspenden las fiestas
que tenían lugar durante el verano”.
No tenemos otra referencia.
Después de tanto confinamiento
queda un recuerdo, una tímida posibilidad
de cambiar el ropaje por el de fiesta,
el de buscar esa reunión engalanada.
Este verano tu fiesta, Virgen del Otero,
será distinta, llena de silencio quizás
y con la vista en el campo, en ese
océano lleno de caminos con sus cruces
que han hecho diferente la circulación
de la vida de este verano silencioso,
que no acabo de comprender,
esta metonimia mundial
donde la tierra se abre al que se va
y los que quedan barruntan el viaje.
Tú que tienes el don de la presencia
y puedes estrechar o dilatar el corazón,
danos el ejercicio del poder humano
al servicio de la resistencia
para cruzar este desierto.
Sigue con el esplendor de tu belleza
inundando nuestra fe,
con tu mirada dulce y apaciguadora
en el campo de la esperanza y del futuro,
donde la pasión y la fe ganaron siempre,
acunados, rodeados de la luz celestial
que percibimos de tu ternura,
tu mirada, tu rostro
que armoniza nuestros sentimientos
en estos momentos de la vida real,
llenos de efusiones de sensibilidad
por las fatalidades humanas
implantadas en el tejido de la vida,
henos aquí, ante ti, que viviste sufriendo
con tus sentimientos heridos,
después asimilados y enriquecidos,
danos la facultad de proteger y ser protegidos,
de amar y de ser amados
en este verano silencioso y siempre.