La villa de Candelario se escalona en la ladera de la
sierra de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea complicado, con las
calles principales en el sentido de la pendiente y las calles y callejas secundarias transversales a las anteriores. Esta falta de horizontalidad confiere a sus
rincones un sabor y una estética especial y, en consecuencia, el
paseo por el interior de su casco urbano es cansado, pero siempre relajante y placentero.
Esta estética tan especial
... (ver texto completo)