La vida de san Antonio, el portugués más conocido y festejado en todo el mundo, fue breve por el número de años trascurridos entre su nacimiento y su muerte, pero de gran intensidad biográfica según los testimonios conservados. Después de muchas controversias, problemas e investigaciones, hoy se ha llegado a un consenso y opinión común sobre sus orígenes familiares, su nombre y el de sus padres, su formación en la escuela catedralicia de Lisboa, su estancia entre los Canónigos Regulares de San Agustín, su paso a la Orden franciscana atraído por el ejemplo de los primeros mártires franciscanos en Marruecos, su labor de predicador evangélico y de ministro preocupado por el bien de los hermanos confiados a su servicio y de escritor de Sermones según las reglas y procedimientos de la oratoria de su época. Además, murió como un santo en 1231 y fue canonizado a los once meses de su muerte, por aclamación del pueblo cristiano, confirmada con la declaración solemne de la Iglesia.