El fin de la
primavera nos deja ver en este lugar denominado Vado de la
Virgen por donde el
Rio Pirón discurre,
paisajes como éste.
A primera hora del día posando nuestros ojos en estos
rincones, los
colores primaverales inundan los sentidos. Si cerramos los ojos, disfrutaremos de los múltiples aromas que la vegetación exhala, del cántico de los pájaros que en la arboleda por la que el Pirón ledamente pasa, vieron el alba, y que con su agradable gorjeo celebran el nuevo día acariciando nuestros oídos, haciéndonos vivir momentos de ensueño y disfrute.
Entre los cereales ya a punto de amarillear, el rojo de las
amapolas nos muestra un toque colorista rompiendo el verde amarillento. La fronda nos marca el lugar por donde el pequeño Pirón se escapa. El sol llega a pocos espacios, la tupida y frondosa arboleda lo impide. La pequeña corriente donde las ranas habían desaparecido, este año croan, las ovas muertas de años pasados, vivas vuelven a estar. una simple depuradora ha hecho el milagro.
La vida sigue. El
verano de 2011, las amapolas no aparecieron en este
rincón, ni en ningún otro de la zona. Los asesinos herbicidas han cumplido su objetivo y los ojos de quienes pasean no vieron el rojo sobre el verde en estos
campos en primavera. La pequeña arboleda de chopos de la derecha fue talada. La
fotografía nos seguirá diciendo como era el rincón.