CUANDO LAS NOCHES SON NEGRAS
Aquella noche tan negra quiso marcar soledades, temblaron algunas fieras entre tétricas verdades. Era una noche de sombras que cerraron los portales, eran caminos de alondras con muchas fatalidades. Aquel pueblo castellano revisando sus costumbres, quiso lavarse las manos olvidando muchas lumbres. Los silencios se rompieron, mientras los perros ladraban, las gallinas se opusieron a cambiar la madrugada, Ha pasado más de un siglo, de aquella noche cerrada, el pueblo buscó sigilo al pensar en la alborada. Unas luces poderosas sus calles iluminaban, y los burros y las mulas, muchos rebuznos soltaban. Todos pusieron silencio, las luces les deslumbraban, no pusieron ningún precio ni las calles las pisaran. Hablaron de extraterrestres, con máscaras inventadas, la noche fue muy silvestre con los miedos en las casas. Los perros siempre ladrando el miedo le demostraban, nadie quiso verse andando en la noche iluminada. Pasaron más de tres horas, el pueblo se despertaba, las gentes pensaron todas que aquello fue una emboscada. Al llegar la madrugada las luces se evaporaron, el miedo junto a la almohada a veces lo criticaron. Un labrador que durmiendo no se enteraba de nada, dijo que vio sobre el huerto alguna tierra quemada. Los vecinos se callaron, nadie en el pueblo lo aclara, ellos solo se aferraron a cierta noche muy rara. Nadie comenta la historia de aquella noche cerrada, se marchó de su memoria el pensar en la andanada. Pensaron que fue un invento de una maquina privada, que solo corto el aliento aquella gente centrada. Fueron momentos penosos, las gentes fueron calladas, los minutos horrorosos hicieron bocas selladas. Ya no queda nadie vivo de aquella noche embrujada, el miedo nunca es activo y asusta en la madrugada. G X Cantalapiedra.
Aquella noche tan negra quiso marcar soledades, temblaron algunas fieras entre tétricas verdades. Era una noche de sombras que cerraron los portales, eran caminos de alondras con muchas fatalidades. Aquel pueblo castellano revisando sus costumbres, quiso lavarse las manos olvidando muchas lumbres. Los silencios se rompieron, mientras los perros ladraban, las gallinas se opusieron a cambiar la madrugada, Ha pasado más de un siglo, de aquella noche cerrada, el pueblo buscó sigilo al pensar en la alborada. Unas luces poderosas sus calles iluminaban, y los burros y las mulas, muchos rebuznos soltaban. Todos pusieron silencio, las luces les deslumbraban, no pusieron ningún precio ni las calles las pisaran. Hablaron de extraterrestres, con máscaras inventadas, la noche fue muy silvestre con los miedos en las casas. Los perros siempre ladrando el miedo le demostraban, nadie quiso verse andando en la noche iluminada. Pasaron más de tres horas, el pueblo se despertaba, las gentes pensaron todas que aquello fue una emboscada. Al llegar la madrugada las luces se evaporaron, el miedo junto a la almohada a veces lo criticaron. Un labrador que durmiendo no se enteraba de nada, dijo que vio sobre el huerto alguna tierra quemada. Los vecinos se callaron, nadie en el pueblo lo aclara, ellos solo se aferraron a cierta noche muy rara. Nadie comenta la historia de aquella noche cerrada, se marchó de su memoria el pensar en la andanada. Pensaron que fue un invento de una maquina privada, que solo corto el aliento aquella gente centrada. Fueron momentos penosos, las gentes fueron calladas, los minutos horrorosos hicieron bocas selladas. Ya no queda nadie vivo de aquella noche embrujada, el miedo nunca es activo y asusta en la madrugada. G X Cantalapiedra.