ESCARABAJOSA DE CUELLAR: LA SALA DEL CORDON...

LA SALA DEL CORDON
Hacia el año 1262 se encontraba en Segovia D. Alfonso X, cuando ocurrió en el alcázar el hundimiento de una parte del edificio, hecho que aunque en sí no tiene nada de extraordinario, la tradición no tardó en explicarlo como un castigo providencial impuesto por el Supremo Hacedor al sabio monarca castellano.
Murmurábase públicamente que el Rey habia dicho que si Dios se hubiera consultado, habria hecho el mundo de otro modo, y segun cuentan atiguas crónicas, un religioso franciscano, varón de santa vida, que residia en la casa que su Orden tenía en la ciudad, sabedor del desacato que al X Alfonso se atribuía, se encaminó resueltamente a la regia morada y presentándose al soberano, le suplicó humildemente que hiciera penitencia para aplacar la cólera divina.
El monarca despidió al fraile muy enojado por su atrevimiento, pero no tardó en desencadenarse una tempestad tan terrible, que no se recordaba otra tan pavorosa, el agua caía a torrentes y los truenos y relámpagos eran tan espantosos que infundían temor a los más resueltos.
Hallábanse los Reyes en una de las salas del alcázar, cuando un rayo hendió las bóvedas y paredes, quemó el tocador de la reina y otros muebles que había en la estancia, dejando aterrados a los soberanos, que salieron ilesos milagrosamente,
Si se ha de creer a los que acerca de ésto escribieron, D. Alfonso X, atemorizado, envió inmediatamente a buscar al virtuoso franciscano que hacia poco se habia presentado, (se llamaba Fr Antonio de Segovia, por ser natural de esta ciudad), y confesó con él su culpa, arrepintiéndose de todas veras del escándalo que su blasfemia había producido, con lo cual menguó la tempestad, no tardando en desaparecer por completo.
Quedó en la sala indeleble señal que dejó a su paso la chispa eléctrica, y en recuerdo de este suceso, se puso por devoción, alrededor de la bóveda de aquella estancia, el cordón de la orden de San Francisco, donde permaneció durante largos años, llamándose desde entonces la mencionada habitación, Sala del Cordón y con este nombre se la ha conocido hasta la actualidad.

(Gabriel Maria Vergara Martín)