EL LEON CON SU EJERCITO
El León, rey de los bosques, poderoso,
Quiso armar un Ejército famoso.
Juntó sus animales al instante:
Empezó por cargar al elefante
Un castillo con útiles, y encima
Rabiosos lobos que pusiesen grima.
Al oso le encargó de los asaltos,
Al mono, con sus gestos y sus saltos,
Mandó que al enemigo entretuviese.
A la zorra, que diese
Ingeniosos ardides al intento.
Uno gritó: La liebre y el jumento,
Éste por tardo, aquélla por medrosa,
De estorbo servirán, no de otra cosa.
¿De estorbo? Dijo el rey. Yo no lo creo:
En la liebre tendremos un correo,
Y en el asno, mis tropas un corneta,
Así quedó la armada bien completa.
Tu retrato es León, CONDE prudente;
Y si a tu imitación, según deseo,
Examinan los jefes a su gente,
A todos han de dar útil empleo.
¿Porqué no lo han de hacer? Si hay cucaña,
¿cómo no hallar ociosos en España?
El León, rey de los bosques, poderoso,
Quiso armar un Ejército famoso.
Juntó sus animales al instante:
Empezó por cargar al elefante
Un castillo con útiles, y encima
Rabiosos lobos que pusiesen grima.
Al oso le encargó de los asaltos,
Al mono, con sus gestos y sus saltos,
Mandó que al enemigo entretuviese.
A la zorra, que diese
Ingeniosos ardides al intento.
Uno gritó: La liebre y el jumento,
Éste por tardo, aquélla por medrosa,
De estorbo servirán, no de otra cosa.
¿De estorbo? Dijo el rey. Yo no lo creo:
En la liebre tendremos un correo,
Y en el asno, mis tropas un corneta,
Así quedó la armada bien completa.
Tu retrato es León, CONDE prudente;
Y si a tu imitación, según deseo,
Examinan los jefes a su gente,
A todos han de dar útil empleo.
¿Porqué no lo han de hacer? Si hay cucaña,
¿cómo no hallar ociosos en España?