Entré, leí, comprobé y quedé anonadado, desvencijado, diría yo. Desvencijar es como cuando a un haz de trigo antiguo le quitaban el vencejo. Y no quiero cal, ni quiero caldero, ni hervir el agua en el puchero. Solo quiero el fuego para calentarme en el frío invierno, pero por suerte ahora llegó la primavera.