Su carácter fronterizo y la estratégica ubicación del lugar acabaron convirtiendo al asentamiento en cabeza de una importante Comunidad de Villa y Tierra, basándose su cierta pujanza y posterior declive en su estrecha relación con la
ganadería. El origen del poblamiento
medieval tiene más que ver con su estratégica situación desde el punto de vista
militar, y ya durante el tumultuoso siglo X formaría parte del conjunto de enclaves fortificados que constituían la punta de lanza de la Reconquista promovida por los condes castellanos desde la fortaleza burgalesa de Aza, que junto a las de Roa, Osma, Clunia y
San Esteban de Gormaz, dibujaban el límite del avance cristiano en los inicios de la segunda década de la décima centuria