Aquí el mirlo da alas un subjetivismo oblicuo que tiembla el misterio. Y para disimular no para de cantar junto al nido. El carácter clandestino de la ventana, a veces del balcón, no impide la ubicua presencia de un “yo” que todo lo invade. Lo curioso es que las emociones organizan y disponen el entramado argumental, desbordando en ocasiones la racionalidad de estas breves composiciones. Pero no os lleves a engaño, la emoción busca y encuentra temas sencillos que eleva a categoría, y paradójicamente ... (ver texto completo)