En 1959 con 9 años, pasé unos meses ahí en la casa de Gaudencia, la sirvienta de mi tia-madrina Maruja, hermana de mi padre... Todos los días varias veces, me mandaban a esta fuente a por el agua, con un cubito pequeño de zinc, y se reían de mi porque sabían que me daba pánico.
La dichosa fuente, siempre estaba llenita de avispas tremendas avispas, y esa fuente se quedó en mi recuerdo grabada para toda la vida.
Me encantaba ir a coger higos y uvas y muy temprano ver pasar a las vacas con los cencerros
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Muchas gracias por escribir en el
foro de
Rapariegos y contarnos aquellas vivencias de los años 1959.
Eran unos años muy alegres, pues en aquella época, había muchos jóvenes en el
pueblo y ya sabemos que, la
juventud, da mucha alegría.
Respecto a las
vacas, recorriendo el pueblo, con ese sonido de los cencerros, paseando las
calles hasta llegar a las profundas barreras que había, pegadas a la calzada de
Arévalo, donde las esperaba el vaquero, para sacarlas al
campo, también tengo unos agradables
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