Ni las cosas ni los elementos ni los hechos existieron o se sucedieron nunca "porque sí"; el azar, la casualidad perdió siempre el envite o la comparación con la causalidad, el modo normal de las cosas.
Desde que La Vida apareciera en una diversidad de rincones del planeta hace aproximadamente 3.600 millones de años, todo lo que existe según "ella" se manifestó en seguimiento de unas determinadas leyes, unos comportamientos preestablecidos. Así todo guarda relación con todo, interactúa, se comunica, sigue una pauta de compromisos y tiempos, algo que vino en parte a conformar los precisos cajetines paleontológicos y biológicos para cada especie. Así, fue precisamente esa relación, esa comunicación entre elementos y seres, células y núcleos lo que vendría a rescatar el hecho biológico del abismo del azar o el destino y solventaría de paso las zonas más extravagantes de la evolución.
La Vida fuera un elemento microscópico en el magma oceánico durante casi 3.000 millones de años. Después, más tarde, cuando fuera, aparecieron los Seres Pluricelulares y los animales diferenciados.
Nada está igual que al principio, nada es lo mismo, ni los estados geológicos ni su transformación al fabricar la Corteza Terrestres, ni las moléculas, ni las células ni los elementos que las constituyen. Todo es por curiosidad "otra cosa", sin estadios evolutivos intermedios.
Los datos arqueológicos más antiguos de seres anfibios se datan en torno a los 500 millones de años. A esas eras pertenece el primer animal de respiración aérea que fue un escorpión y las primeras plantas vasculares cuya corteza transportaba la sabia. Hace unos 300 millones de años se hallaron restos de una clase de reptiles que darían lugar a una clase de los primeros mamíferos. Pero no puede saberse si todos los mamíferos descienden de formas reptiloideas. Quizás solo una pequeña parte de ellos, quizás hubiera mamíferos con existencia aparte y que se manifestaran más tarde.
Si las especies anteriores en relación con Primates y Humanos siguen los comportamientos del resto de las especies -de aquellas que salieron del mar, vegetales y animales-, los huesos y los huevos humanos pasaron el estado anfibio hace aproximadamente 175 0 200 millones de años. En el primigenio continente de Pangea seríamos acaso unos simpáticos mamíferos roedores, pero no como las ratas o mustélidos caprichosos, sino bastante más grandes y elegantes.
Aquellos simpáticos roedores de un aparente tamaño, mamíferos, y acaso alguna de las especies ya sin cola, se transformarían con el paso del tiempo en los primeros Primates, cuyos restos o indicios arqueológicos y paleontológicos se datan desde los 60 a los 100 millones de años.
Hace 40 millones de años y hacia el presente aparecen los primeros Simios. En torno a los 7 millones de años se datan restos de los Primeros Homínidos, así considerados. Y es en torno a la mágica cifra de los 3 millones de años hace, cuando suceden una serie de cosas importantes: comienza la Era Cuaternaria, en Prehistoria se empieza a datar el Paleolítico, y es cuando aparecen los primeros restos del género Homo.
A partir de Primeros Homínidos, los restos encontrados pertenecen siempre al continente africano. Es por eso que los estudios paleontológicos y antropológicos en su afán por explicar el fenómeno humano hacen proceder de ahí, de los lugares africanos, el resto de los humanos del mundo entero. Pero seguramente se trata de otra cosa y cada grupo aparecido en los diferentes lugares planetarios proceda simplemente de sus propias raíces autóctonas. Los negros de los negros, los árabes de los árabes, los indios de los indios y los chinos de los chinos, sin más. Por eso Homo Sapiens no sería una única especie en la Tierra sino diversas especies en los diferentes lugares planetarios.
En un contexto cultural se admite que el Paleolítico es la gran era de la piedra. Los humanos descubren ese material, la piedra, los guijarros para fabricar pequeños instrumentos que les ayuden. No puede saberse sin embargo por falta de evidencias arqueológicas o de observación si los humanos primitivos ya usaron otra clase de materiales para ayudarse en la consecución de alimento. Pero bueno lo importante es que ahí, con el uso de aquellos guijarros se comenzó un proceso imparable de "fabrica" cuyo más preclaro exponente en todo el Paleolítico es el llamado "Bifaz", o sea una piedra o guijarro labrado por las dos caras. Lo más curioso de cualquier forma es que todos esos procesos y evidencias de procesos es algo que ocurre de manera simultánea en todos los rincones del planeta y sin posible contacto de unos grupos de humanos con otros. Se trata entonces de algo intuitivo, una cosa parecida a usar pieles para vestirse o la utilización del fuego.
El Neolítico se cifra su comienzo en los 10.000 años hace, pero eso es algo elástico. Lo mismo se podría ir, sus técnicas y gentes características, hacia los 15.000 o los 20.000 años hace, que comenzar con la cifra clásica de los 6.500 años antes de nuestra era. En el Neolítico se produce una gran especialización de gentes y aparatos. Existen diversas formas de comercio y de comerciantes, hay minas y mineros, hay multitud de gentes de la construcción y canteros, hay marineros también, aunque no se sabe el tipo de embarcación que usaron, si almadías o alguna clase de barca elemental. Hay multitud de fábricas, unas llevadas por mujeres y otras por hombres, ceramistas y alfareros, fábrica de utensilios para labranza y los clásicos para comer y el aseo, industria de alimentación, gran industria textil, de calzado y manufacturera, objetos preciosos, cuidado de joyas de oro y plata, diamantes y piedras preciosas. Todo ello todavía en la perfecta edad de la piedra.
El Neolítico, además, se caracteriza por la puesta en marcha de una serie de cosas: la sedentarización en pueblos, aldeas y ciudades, la domesticación de animales y plantas con la aparición de la ganadería y la agricultura, un sorprendente y multinacional comercio y redes comerciales especializadas. Y el uso popular y planetario también de técnicas como la cerámica.
Y en el Neolítico se produce también una enorme manifestación de la figura femenina, o sea las mujeres. Pues la historia es como sigue: resulta que la forma de vida más normal de los humanos primitivos era una clase de sociedad llamada de cazadores-recolectores, o sea el grupo de hombres se dedicaba a la caza y la pesca y las mujeres a la recolección estacional y conservación de alimentos. Bien.
Pero las formas de vida cambiaron con el paso de los siglos y la llegada de los nuevos tiempos neolíticos. Así mientras el grupo de hombres siguió practicando la caza y la pesca, fueron las mujeres quienes se encargaron de las labores campestres y de pastoreo. Y entonces es que la historia no sigue por lo que hacían los hombres, sino por el trabajo que hacían las mujeres. Estas, al mismo tiempo que sembraban y recogían las cosechas o hacían apriscos y rebaños, pero más de lo primero, no solo con ello tenían para pasar de un año para otro, sino que a la postre las sobraba. Pues las propias mujeres aprendieron a comerciar todo ese sobrante, algunas llegaron a ser muy hábiles en el comercio, y más tarde conseguirían reunir la mayoría de las riquezas existentes en algunos lugares bajo su protección e influjo. Pero a su vez los hombres no se quedaron atrás, y coparon con su fuerza, habilidad e inteligencia, los puestos más importantes de la aldea y de la ciudad, jueces, administradores, alcaldes-presidentes. De ahí aparece lo que se podía llamar una sociedad de matriarcado-patriarcado, pues las mujeres pensaron dejarle toda esa riqueza en tierras, palacios y crematística a su hija heredera y los hombres pues lo mismo, pensaron testamentar en favor de su hijo y hacer hereditarios sus cargos públicos.
Esta situación descrita se puede comprobar en un simple repaso a los objetos de la Historia del Arte y en múltiples lugares como las primeras ciudades en Turquía, Catal-Huyuk, Hacilar, en las ciudades de Mesopotamia, en Eridú y Uruk, en la Grecia Antigua, fastuosas reinas de Creta y Micenas, en la Civilización Etrusca y aquí mismo en el medio sur de la Península Ibérica, en la misma Civilización de los Íberos. Estas últimas cultura nombradas, ya muy proyectadas hacia la plena era metalífera y los territorios históricos y de escritura.
Bien dejemos así la cosa para civilización de la Edad de Piedra e inicio de la Edad de los Metales.
Nota: En la Galería de Fotos de Membibre aparecen expuestos una serie de piezas de piedra encontradas en el propio pueblo, y en el siguiente capítulo se hablará de las primeras gentes que habitaron el lugar.
Desde que La Vida apareciera en una diversidad de rincones del planeta hace aproximadamente 3.600 millones de años, todo lo que existe según "ella" se manifestó en seguimiento de unas determinadas leyes, unos comportamientos preestablecidos. Así todo guarda relación con todo, interactúa, se comunica, sigue una pauta de compromisos y tiempos, algo que vino en parte a conformar los precisos cajetines paleontológicos y biológicos para cada especie. Así, fue precisamente esa relación, esa comunicación entre elementos y seres, células y núcleos lo que vendría a rescatar el hecho biológico del abismo del azar o el destino y solventaría de paso las zonas más extravagantes de la evolución.
La Vida fuera un elemento microscópico en el magma oceánico durante casi 3.000 millones de años. Después, más tarde, cuando fuera, aparecieron los Seres Pluricelulares y los animales diferenciados.
Nada está igual que al principio, nada es lo mismo, ni los estados geológicos ni su transformación al fabricar la Corteza Terrestres, ni las moléculas, ni las células ni los elementos que las constituyen. Todo es por curiosidad "otra cosa", sin estadios evolutivos intermedios.
Los datos arqueológicos más antiguos de seres anfibios se datan en torno a los 500 millones de años. A esas eras pertenece el primer animal de respiración aérea que fue un escorpión y las primeras plantas vasculares cuya corteza transportaba la sabia. Hace unos 300 millones de años se hallaron restos de una clase de reptiles que darían lugar a una clase de los primeros mamíferos. Pero no puede saberse si todos los mamíferos descienden de formas reptiloideas. Quizás solo una pequeña parte de ellos, quizás hubiera mamíferos con existencia aparte y que se manifestaran más tarde.
Si las especies anteriores en relación con Primates y Humanos siguen los comportamientos del resto de las especies -de aquellas que salieron del mar, vegetales y animales-, los huesos y los huevos humanos pasaron el estado anfibio hace aproximadamente 175 0 200 millones de años. En el primigenio continente de Pangea seríamos acaso unos simpáticos mamíferos roedores, pero no como las ratas o mustélidos caprichosos, sino bastante más grandes y elegantes.
Aquellos simpáticos roedores de un aparente tamaño, mamíferos, y acaso alguna de las especies ya sin cola, se transformarían con el paso del tiempo en los primeros Primates, cuyos restos o indicios arqueológicos y paleontológicos se datan desde los 60 a los 100 millones de años.
Hace 40 millones de años y hacia el presente aparecen los primeros Simios. En torno a los 7 millones de años se datan restos de los Primeros Homínidos, así considerados. Y es en torno a la mágica cifra de los 3 millones de años hace, cuando suceden una serie de cosas importantes: comienza la Era Cuaternaria, en Prehistoria se empieza a datar el Paleolítico, y es cuando aparecen los primeros restos del género Homo.
A partir de Primeros Homínidos, los restos encontrados pertenecen siempre al continente africano. Es por eso que los estudios paleontológicos y antropológicos en su afán por explicar el fenómeno humano hacen proceder de ahí, de los lugares africanos, el resto de los humanos del mundo entero. Pero seguramente se trata de otra cosa y cada grupo aparecido en los diferentes lugares planetarios proceda simplemente de sus propias raíces autóctonas. Los negros de los negros, los árabes de los árabes, los indios de los indios y los chinos de los chinos, sin más. Por eso Homo Sapiens no sería una única especie en la Tierra sino diversas especies en los diferentes lugares planetarios.
En un contexto cultural se admite que el Paleolítico es la gran era de la piedra. Los humanos descubren ese material, la piedra, los guijarros para fabricar pequeños instrumentos que les ayuden. No puede saberse sin embargo por falta de evidencias arqueológicas o de observación si los humanos primitivos ya usaron otra clase de materiales para ayudarse en la consecución de alimento. Pero bueno lo importante es que ahí, con el uso de aquellos guijarros se comenzó un proceso imparable de "fabrica" cuyo más preclaro exponente en todo el Paleolítico es el llamado "Bifaz", o sea una piedra o guijarro labrado por las dos caras. Lo más curioso de cualquier forma es que todos esos procesos y evidencias de procesos es algo que ocurre de manera simultánea en todos los rincones del planeta y sin posible contacto de unos grupos de humanos con otros. Se trata entonces de algo intuitivo, una cosa parecida a usar pieles para vestirse o la utilización del fuego.
El Neolítico se cifra su comienzo en los 10.000 años hace, pero eso es algo elástico. Lo mismo se podría ir, sus técnicas y gentes características, hacia los 15.000 o los 20.000 años hace, que comenzar con la cifra clásica de los 6.500 años antes de nuestra era. En el Neolítico se produce una gran especialización de gentes y aparatos. Existen diversas formas de comercio y de comerciantes, hay minas y mineros, hay multitud de gentes de la construcción y canteros, hay marineros también, aunque no se sabe el tipo de embarcación que usaron, si almadías o alguna clase de barca elemental. Hay multitud de fábricas, unas llevadas por mujeres y otras por hombres, ceramistas y alfareros, fábrica de utensilios para labranza y los clásicos para comer y el aseo, industria de alimentación, gran industria textil, de calzado y manufacturera, objetos preciosos, cuidado de joyas de oro y plata, diamantes y piedras preciosas. Todo ello todavía en la perfecta edad de la piedra.
El Neolítico, además, se caracteriza por la puesta en marcha de una serie de cosas: la sedentarización en pueblos, aldeas y ciudades, la domesticación de animales y plantas con la aparición de la ganadería y la agricultura, un sorprendente y multinacional comercio y redes comerciales especializadas. Y el uso popular y planetario también de técnicas como la cerámica.
Y en el Neolítico se produce también una enorme manifestación de la figura femenina, o sea las mujeres. Pues la historia es como sigue: resulta que la forma de vida más normal de los humanos primitivos era una clase de sociedad llamada de cazadores-recolectores, o sea el grupo de hombres se dedicaba a la caza y la pesca y las mujeres a la recolección estacional y conservación de alimentos. Bien.
Pero las formas de vida cambiaron con el paso de los siglos y la llegada de los nuevos tiempos neolíticos. Así mientras el grupo de hombres siguió practicando la caza y la pesca, fueron las mujeres quienes se encargaron de las labores campestres y de pastoreo. Y entonces es que la historia no sigue por lo que hacían los hombres, sino por el trabajo que hacían las mujeres. Estas, al mismo tiempo que sembraban y recogían las cosechas o hacían apriscos y rebaños, pero más de lo primero, no solo con ello tenían para pasar de un año para otro, sino que a la postre las sobraba. Pues las propias mujeres aprendieron a comerciar todo ese sobrante, algunas llegaron a ser muy hábiles en el comercio, y más tarde conseguirían reunir la mayoría de las riquezas existentes en algunos lugares bajo su protección e influjo. Pero a su vez los hombres no se quedaron atrás, y coparon con su fuerza, habilidad e inteligencia, los puestos más importantes de la aldea y de la ciudad, jueces, administradores, alcaldes-presidentes. De ahí aparece lo que se podía llamar una sociedad de matriarcado-patriarcado, pues las mujeres pensaron dejarle toda esa riqueza en tierras, palacios y crematística a su hija heredera y los hombres pues lo mismo, pensaron testamentar en favor de su hijo y hacer hereditarios sus cargos públicos.
Esta situación descrita se puede comprobar en un simple repaso a los objetos de la Historia del Arte y en múltiples lugares como las primeras ciudades en Turquía, Catal-Huyuk, Hacilar, en las ciudades de Mesopotamia, en Eridú y Uruk, en la Grecia Antigua, fastuosas reinas de Creta y Micenas, en la Civilización Etrusca y aquí mismo en el medio sur de la Península Ibérica, en la misma Civilización de los Íberos. Estas últimas cultura nombradas, ya muy proyectadas hacia la plena era metalífera y los territorios históricos y de escritura.
Bien dejemos así la cosa para civilización de la Edad de Piedra e inicio de la Edad de los Metales.
Nota: En la Galería de Fotos de Membibre aparecen expuestos una serie de piezas de piedra encontradas en el propio pueblo, y en el siguiente capítulo se hablará de las primeras gentes que habitaron el lugar.