Cap IV. Tiempos de liberación. Las invasiones del norte. (Cont)
Con la llegada de los visigodos y la supervisión de los territorios, riquezas y propiedades que había en cada lugar y población, como aquello había que hacerlo de alguna manera puesto que la cosa ya estaba un tanto civilizada, los conquistadores del norte hicieron un pacto político con los propietarios hispanorromanos.
La organización del estado visigodo se hizo de la siguiente manera: desde el principio los administradores usaron la antigua división en provincias de la Hispania Romana y, al frente de cada provincia, con su correspondiente capital, pusieron a los duques, grandes señores de aquellas tribus que les iba más la historia de mandar que no la vida de la corte y crearon después unas circunscripciones más pequeñas en torno a las otras ciudades y al frente de cada una de ellas pusieron a un Conde.
Con esta clase de organización el rey y los nobles visigodos, los obispos cristianos y los honorables señores hispanos negociaron la propiedad de la tierra, o sea, hicieron un pacto legal -algo sin precedentes en tiempos anteriores- por el cual dos partes de las tierras de cierto lugar o región serían para los señores godos y una parte tan solo para los antiguos dueños hispanorromanos. Esto hacía tan solo cien o doscientos años fuera una cosa impensable pues los romanos cuando se adueñaron de Hispania no respetaron ninguna clase de propiedad o nombramiento y arrasaron sin más con todo lo que pillaron, claro que eran otros tiempos.
Otro asunto muy importante en estos años de dominación visigoda es la pérdida de importancia y gobierno de las instituciones municipales o sea de los Consejos o Consistorios que ya existieran en pueblos y ciudades. La cosa se podría pensar que en tiempos de los romanos fuera esa forma uno de los resortes más importantes que se conservaran de organización para los propios habitantes hispanos que, de cierto, eran los dueños del lugar. Las cúpulas de poder y administración que existieran desde siempre en las grandes ciudades de Hispania habrían desaparecido a la llegada de la multitud de gentes de Italia y prebostes del ejército romano y ese gobierno autóctono habría quedado recogido en torno a esas instituciones municipales. Al desaparecer los romanos y advertirse en el medio la autoridad visigoda acaso se pensara en una promoción de esos Consejos o Consistorios, pero la cosa se decantó hacia el otro lado y en lugar de eso, las instituciones locales sufrieron un importante retroceso, sino su desaparición en muchos casos debido a la concentración de autoridad en la figura de los Condes en las ciudades y de los Duques al frente de las provincias, pues acaso éstos fueran muy celosos de sus atribuciones.
Ese nuevo ambiente de dominio se desarrolla, entonces, a partir de las importantes capitales de las provincias y en torno a Toledo, lugar central donde residía el rey y su corte. Las castas y dinastías de guerreros godos guardaron siempre cierta distancia con el resto de los honorables hombres hispanos y sus familias. En este sentido habría sido el estamento religioso, curas y obispos de la corte quienes habrían servido de auténtico gozne para el diálogo entre los señores godos con los poderes civiles, comerciales y sociales de las ciudades. Pero también es un poco el mito que se creó a su alrededor, un mito en el que jugaba un papel importantes su rancia fe arriana por la cual en la tierra no había otro dios, además de Dios, que ellos mismos, una fe que va más allá de la conversión de Recaredo si no hasta el final de la existencia de esos clanes de guerreros.
Pocas cosas más se podrían decir de la sociedad hispanogoda, ahora convertida, de aquel fantástico experimento de nación propuesto por gentes extranjeras. No cabe duda que el tiempo y la historia, la investigación y la arqueología traerán para nosotros nuevos datos que arrojen luz sobre esa fantástica era que había supuesto el fin para uno de los imperios más peligrosos y dañinos de la antigüedad. La gran masa de mujeres y hombres visigodos después de pasadas unas décadas de dominio acabaron por adoptar la lengua latina para su uso y el uso administrativo y legislativo, aunque que se duda si la gente de la corte y grandes personajes de la nobleza llegasen a usarlo alguna vez pues muchos de los reyes en fechas avanzadas necesitaban de intérpretes de Latín para entenderse con el común de las gentes que lo utilizaban.
En cuanto a otros adelantos o manifestaciones, la presencia visigoda es parca en esa clase de asuntos, apenas existen grandes construcciones de esa época, aunque sin duda el progreso continuó en la fábrica de edificios y obras públicas con el referente de la Arquitectura Visigoda. Tampoco existen grandes manifestaciones culturales y en cuanto a la legislación la cosa se rige por el famoso "Fuero Juzgo", una preclara adaptación del código de leyes romanas. Hacer mención aquí al poderoso concepto de Tesoro Público tan famoso en la actualidad y que acaso tenga un antecedente en el famoso Tesoro o Tesaurus Visigodo, toda una institución en el programa de organización visigodo y creado a partir de las riquezas que el ejército había conseguido en sus conquistas por media Europa. En ese tesoro, se cuenta, estaba la mesa del Rey Salomón conseguida en el saqueo de Roma y conseguida a su vez por los romanos en el saqueo de Jerusalem. Fue en torno a la administración y cuidado de ese tesoro donde se reunieron el cobro de los impuestos y los negocios de la casa del rey y de la corte.
Tradicionalmente la Edad Media o Gótica se ha dividido en dos periodos, la Alta Edad Media, la más antigua, la que comenzara con la caída de Roma y la Baja Edad Media que terminaría con la caída de Constantinopla y el Descubrimiento de América con una separación o gozne entre ambas hacia el año 1.150 de nuestra era.
Otro asunto interesante viene dado al pensar de qué resortes o artilugios habría aparecido de la nada la típica sociedad gotieva en estos lugares de Spania. Ello viene propuesto por una serie de importantes hechos históricos: la presencia de los propios visigodos, la invasión musulmana en el siglo VIII y la puesta en marcha de la Reconquista por parte de los señores cristianos.
Pero el lugar donde hay que investigar sigue siendo la clase de gentes, señores honorables y familias de ricos en tierras, siervos y riqueza de la sociedad tradicional autóctona y la "clase media" de dicha sociedad. En este sentido hay que recordar aquí aquel reparto de tierras y posesiones que se hiciera al principio del dominio visigodo con los obispos cristianos y los señores hispanos. Sería precisamente ahí, en ese reconocimiento o respeto de propiedades -un tercio de las mismas, luego un tercio de señores- el lugar de donde procederían los primeros y más auténticos señores hispanogodos y después por simpleza "cristianos" del gotievo en Hispania. Se calcula que, en diferentes migraciones habrían llegado alrededor de unos 200.000 visigodos entre mujeres, guerreros, niños y ancianos, y que por esos mismos años había en Hispania una población de unos 5 millones de habitantes.
Siguiendo con el tema, hay que decir que en los últimos tiempos de sociedad hispanorromana lo que sucediera con los importantes hombres honrables hispanos sería una cosa parecida a lo que sucediera con los obispos cristianos. Muchos de esos señores habrían conseguido también puestos importantes en la administración de las ciudades en ayuda del aparato de administración romano, incluso los puestos de los "comites". Ahora con la administración visigoda vendría a suceder otro tanto. Con el paso del tiempo y en los límites de su poder sucedería un proceso de mezcla de gentes entre los señores visigodos que irían perdiendo puestos de autoridad, ya que no existe un nuevo aporte de gentes desde Europa y el aumento de la complejidad del gobierno, en favor precisamente de los señores hispanos. A la llegada de los Árabes, la mayoría de los señores visigodos, duques, príncipes, condes y las otras gentes desaparecen en el entramado de la sociedad hispanogoda.
Las gentes visigodas no regresaron a su lugar en Europa y quedaron camuflados o reconvertidos en la nueva clase de gentes que se opusieron a la conquista musulmana. Junto a esa clase de señores y gentes godas, aparecen, se manifiestan como de la nada otra clase de importantes señores autóctonos que también se oponen a la conquista árabe. Todas estas circunstancias es lo que a la postre terminaría por conformar los espacios y los señores típicos del Gotievo, sus castillos y feudos y los tipos de gentes de esa era en los lugares peninsulares. Ahora con el nuevo look de "señores cristianos" ya se podría iniciar la reconquista, algo que sucedería a continuación, de inmediato a la invasión musulmana.
El fenómeno de la Reconquista, así, podría ser matizado en el sentido de que no fuera ese el afán de aquellos primeros señores hispanos autóctonos en los lugares peninsulares, sino una simple manifestación o demostración de los mismos. No existe, entonces, en un principio Reconquista, sino defensa palmaria de sus derechos por parte de los señores hispanos, defensa de sus tierras, casas, riqueza, en contra de los árabes invasores. Señores que en su totalidad habrían conseguido la autonomía al explosionar el núcleo de autoridad visigoda en Guadalete en el año 710 0 711 después y la toma de Toledo justo a continuación, con esas mismas fechas.
Con la llegada de los visigodos y la supervisión de los territorios, riquezas y propiedades que había en cada lugar y población, como aquello había que hacerlo de alguna manera puesto que la cosa ya estaba un tanto civilizada, los conquistadores del norte hicieron un pacto político con los propietarios hispanorromanos.
La organización del estado visigodo se hizo de la siguiente manera: desde el principio los administradores usaron la antigua división en provincias de la Hispania Romana y, al frente de cada provincia, con su correspondiente capital, pusieron a los duques, grandes señores de aquellas tribus que les iba más la historia de mandar que no la vida de la corte y crearon después unas circunscripciones más pequeñas en torno a las otras ciudades y al frente de cada una de ellas pusieron a un Conde.
Con esta clase de organización el rey y los nobles visigodos, los obispos cristianos y los honorables señores hispanos negociaron la propiedad de la tierra, o sea, hicieron un pacto legal -algo sin precedentes en tiempos anteriores- por el cual dos partes de las tierras de cierto lugar o región serían para los señores godos y una parte tan solo para los antiguos dueños hispanorromanos. Esto hacía tan solo cien o doscientos años fuera una cosa impensable pues los romanos cuando se adueñaron de Hispania no respetaron ninguna clase de propiedad o nombramiento y arrasaron sin más con todo lo que pillaron, claro que eran otros tiempos.
Otro asunto muy importante en estos años de dominación visigoda es la pérdida de importancia y gobierno de las instituciones municipales o sea de los Consejos o Consistorios que ya existieran en pueblos y ciudades. La cosa se podría pensar que en tiempos de los romanos fuera esa forma uno de los resortes más importantes que se conservaran de organización para los propios habitantes hispanos que, de cierto, eran los dueños del lugar. Las cúpulas de poder y administración que existieran desde siempre en las grandes ciudades de Hispania habrían desaparecido a la llegada de la multitud de gentes de Italia y prebostes del ejército romano y ese gobierno autóctono habría quedado recogido en torno a esas instituciones municipales. Al desaparecer los romanos y advertirse en el medio la autoridad visigoda acaso se pensara en una promoción de esos Consejos o Consistorios, pero la cosa se decantó hacia el otro lado y en lugar de eso, las instituciones locales sufrieron un importante retroceso, sino su desaparición en muchos casos debido a la concentración de autoridad en la figura de los Condes en las ciudades y de los Duques al frente de las provincias, pues acaso éstos fueran muy celosos de sus atribuciones.
Ese nuevo ambiente de dominio se desarrolla, entonces, a partir de las importantes capitales de las provincias y en torno a Toledo, lugar central donde residía el rey y su corte. Las castas y dinastías de guerreros godos guardaron siempre cierta distancia con el resto de los honorables hombres hispanos y sus familias. En este sentido habría sido el estamento religioso, curas y obispos de la corte quienes habrían servido de auténtico gozne para el diálogo entre los señores godos con los poderes civiles, comerciales y sociales de las ciudades. Pero también es un poco el mito que se creó a su alrededor, un mito en el que jugaba un papel importantes su rancia fe arriana por la cual en la tierra no había otro dios, además de Dios, que ellos mismos, una fe que va más allá de la conversión de Recaredo si no hasta el final de la existencia de esos clanes de guerreros.
Pocas cosas más se podrían decir de la sociedad hispanogoda, ahora convertida, de aquel fantástico experimento de nación propuesto por gentes extranjeras. No cabe duda que el tiempo y la historia, la investigación y la arqueología traerán para nosotros nuevos datos que arrojen luz sobre esa fantástica era que había supuesto el fin para uno de los imperios más peligrosos y dañinos de la antigüedad. La gran masa de mujeres y hombres visigodos después de pasadas unas décadas de dominio acabaron por adoptar la lengua latina para su uso y el uso administrativo y legislativo, aunque que se duda si la gente de la corte y grandes personajes de la nobleza llegasen a usarlo alguna vez pues muchos de los reyes en fechas avanzadas necesitaban de intérpretes de Latín para entenderse con el común de las gentes que lo utilizaban.
En cuanto a otros adelantos o manifestaciones, la presencia visigoda es parca en esa clase de asuntos, apenas existen grandes construcciones de esa época, aunque sin duda el progreso continuó en la fábrica de edificios y obras públicas con el referente de la Arquitectura Visigoda. Tampoco existen grandes manifestaciones culturales y en cuanto a la legislación la cosa se rige por el famoso "Fuero Juzgo", una preclara adaptación del código de leyes romanas. Hacer mención aquí al poderoso concepto de Tesoro Público tan famoso en la actualidad y que acaso tenga un antecedente en el famoso Tesoro o Tesaurus Visigodo, toda una institución en el programa de organización visigodo y creado a partir de las riquezas que el ejército había conseguido en sus conquistas por media Europa. En ese tesoro, se cuenta, estaba la mesa del Rey Salomón conseguida en el saqueo de Roma y conseguida a su vez por los romanos en el saqueo de Jerusalem. Fue en torno a la administración y cuidado de ese tesoro donde se reunieron el cobro de los impuestos y los negocios de la casa del rey y de la corte.
Tradicionalmente la Edad Media o Gótica se ha dividido en dos periodos, la Alta Edad Media, la más antigua, la que comenzara con la caída de Roma y la Baja Edad Media que terminaría con la caída de Constantinopla y el Descubrimiento de América con una separación o gozne entre ambas hacia el año 1.150 de nuestra era.
Otro asunto interesante viene dado al pensar de qué resortes o artilugios habría aparecido de la nada la típica sociedad gotieva en estos lugares de Spania. Ello viene propuesto por una serie de importantes hechos históricos: la presencia de los propios visigodos, la invasión musulmana en el siglo VIII y la puesta en marcha de la Reconquista por parte de los señores cristianos.
Pero el lugar donde hay que investigar sigue siendo la clase de gentes, señores honorables y familias de ricos en tierras, siervos y riqueza de la sociedad tradicional autóctona y la "clase media" de dicha sociedad. En este sentido hay que recordar aquí aquel reparto de tierras y posesiones que se hiciera al principio del dominio visigodo con los obispos cristianos y los señores hispanos. Sería precisamente ahí, en ese reconocimiento o respeto de propiedades -un tercio de las mismas, luego un tercio de señores- el lugar de donde procederían los primeros y más auténticos señores hispanogodos y después por simpleza "cristianos" del gotievo en Hispania. Se calcula que, en diferentes migraciones habrían llegado alrededor de unos 200.000 visigodos entre mujeres, guerreros, niños y ancianos, y que por esos mismos años había en Hispania una población de unos 5 millones de habitantes.
Siguiendo con el tema, hay que decir que en los últimos tiempos de sociedad hispanorromana lo que sucediera con los importantes hombres honrables hispanos sería una cosa parecida a lo que sucediera con los obispos cristianos. Muchos de esos señores habrían conseguido también puestos importantes en la administración de las ciudades en ayuda del aparato de administración romano, incluso los puestos de los "comites". Ahora con la administración visigoda vendría a suceder otro tanto. Con el paso del tiempo y en los límites de su poder sucedería un proceso de mezcla de gentes entre los señores visigodos que irían perdiendo puestos de autoridad, ya que no existe un nuevo aporte de gentes desde Europa y el aumento de la complejidad del gobierno, en favor precisamente de los señores hispanos. A la llegada de los Árabes, la mayoría de los señores visigodos, duques, príncipes, condes y las otras gentes desaparecen en el entramado de la sociedad hispanogoda.
Las gentes visigodas no regresaron a su lugar en Europa y quedaron camuflados o reconvertidos en la nueva clase de gentes que se opusieron a la conquista musulmana. Junto a esa clase de señores y gentes godas, aparecen, se manifiestan como de la nada otra clase de importantes señores autóctonos que también se oponen a la conquista árabe. Todas estas circunstancias es lo que a la postre terminaría por conformar los espacios y los señores típicos del Gotievo, sus castillos y feudos y los tipos de gentes de esa era en los lugares peninsulares. Ahora con el nuevo look de "señores cristianos" ya se podría iniciar la reconquista, algo que sucedería a continuación, de inmediato a la invasión musulmana.
El fenómeno de la Reconquista, así, podría ser matizado en el sentido de que no fuera ese el afán de aquellos primeros señores hispanos autóctonos en los lugares peninsulares, sino una simple manifestación o demostración de los mismos. No existe, entonces, en un principio Reconquista, sino defensa palmaria de sus derechos por parte de los señores hispanos, defensa de sus tierras, casas, riqueza, en contra de los árabes invasores. Señores que en su totalidad habrían conseguido la autonomía al explosionar el núcleo de autoridad visigoda en Guadalete en el año 710 0 711 después y la toma de Toledo justo a continuación, con esas mismas fechas.