A parte de las demostraciones que aparecen en el Neolítico, sedentarización, comercio, agricultura y ganadería, existen otras en el entorno de la Cultura muy significativas de esa era como es La Cerámica.
Esta práctica e invención es algo muy antiguo conseguido por los humanos. En oriente se dan fechas aproximadas hasta los 12-000 años antes de nuestra era, en Japón y China. En Asia Menor las fechas aproximadas son entre los 8.000 y los 6.500 años antes y aparecería en Turquía, Israel y Mesopotamia. Al principio todos los productos son fabricados a mano por modelado y cocido del barro y arcilla.
El Torno de Alfarero se data en Mesopotamia y Egipto hacia los 3.000 años antes y a la Península Ibérica lo trajeron los primeros comerciantes marinos, Fenicios y Griegos, unos 500 0 600 años antes de nuestra era. Ahí está la sustancial diferencia.
La cerámica más antigua en la Península Ibérica se data en torno a los 4.000 años antes de nuestra era y en lugares como Cataluña, Valencias y Almería, aunque se podrían conseguir dataciones anteriores. Y el trabajo del barro para fabricar vasijas en estos lugares de Castilla podría fijarse a partir del 3.500 antes de esa era.
Antes de seguir adelante hacer una pequeña advertencia: todos y la gran mayoría de los objetos que se muestran en la Galería de Fotos de Membibre y en relación con esta Historia Informal, fueron hallados por mí en los interminables paseos por el término municipal y los "lugares de interés", sin ninguna clase de prospección o investigación de otro tipo, son producto de la mera curiosidad y su interpretación tiene que ver con los varios años de mi matrícula en cursos de Historia y Geografía en la UNED. De los hallazgos más bellos, mejor conservados y significativos (núcleos de piedra pulida, cerámica sigillata, monedas...), ya se diera parte al personal del departamento correspondiente en la Junta de Castilla y León. Pero a parte de un cierto interés mostrado y la existencia, sin duda de otros lugares más importantes, la cosa se quedó ahí, en la simple información. Es por eso que ahora y con motivo de esta historia-cuento, me decido a publicarlo.
Es en El Castillo, pequeño alto en la cuesta de Carrasanmiguel, carretera de Fuentesauco, donde se hallaron los barros negros más antiguos. Es posible que esos primeros recipientes de cerámica fueran importados, o sea conseguidos en alfarerías de pueblos vecinos o lejanos.
Sería entonces, como sucediera en otros lugares, que algún avispado artesano del propio pueblo se decidiera a poner su alfarería. Eso era algo muy necesario para la gente del lugar, hacían falta recipientes para poner los líquidos y otros productos, recipientes para cocer los alimentos, tazones para comerlos, recipientes para conservarlos. Pero una alfarería no se puede poner en cualquier sitio, pues las altas temperaturas que se consiguen en los hornos de cocción pueden provocar incendios en el propio lugar o en las casas vecinas. Fuera por ello entonces que el alfarero de Membibre pusiera la suya en aquel lugar hablado del Prado Quintana o de Los Comunes. El lugar debía poseer una ventilación conveniente, leña en cantidad para encender los hornos por el cercano sotobosque de pinos y agua en abundancia por el manantial que surge allí mismo y suministra agua a uno de los arroyos. También es posible que el barro utilizado por ese alfarero fuese el inmediato, el de los céspedes del Prado Quintana, por su especial consistencia y lo fácil de conseguirlo.
Lo cierto es que el número de pequeños trozos de barro negro encontrados y existentes en ese lugar es muy abundante, así como pequeñas láminas desgastadas de plomo usado para conseguir consistencia en la mezcla de arcilla, y que cada vez que los tractores pasan el arado dejan nuevos pedazos al descubierto. También digo que ahí estuvo la alfarería de Membibre por ciertas y sospechosas muestras de monedas y otros objetos de plata, bronce, cobre y plomo fundidos, acaso desde el tiempo de los romanos hasta tiempos presentes de la guerra contra los franceses.
Lo cierto es que es muy posible que la historia de la pequeña alquería comenzase ahí, cuando el alfarero decidiera esos lugares como lugar más idóneo para su negocio. Negocio que debió resultar algo positivo pues las muestras de riqueza son más importantes aquí, en la pequeña alquería del Prado Quintana que en ninguno de los otros lugares del pueblo, incluido El Castillo. Los alfareros y sus familias, entonces, fueron gentes bastantes boyantes en aquellos primitivos tiempos.
Fuere como fuere lo cierto es que por el aspecto de esos barros y la lejanía del lugar, acaso se podría conseguir una datación algo más allá de los 2.000 años y pico antes de la Era Cristiana, para esas vasijas -barros negros más antiguos-, encontradas en Membibre.
Se trata de una hechura algo elemental como de producción urgente para satisfacer necesidades. Son cuencos, ollas, vasos, acaso recipientes más grandes. Los primeros no tienen ninguna clase de decoración, aunque después aparecen alguna línea e incisiones de punta roma. Con el paso de los años ese auténtico barro negro se va mezclando con barros de color y al arcilla roja se va instaurando en la producción. En tiempos Iberoceltas, hacia el 500 o 600 años antes, aparece un tipo de barros completamente de color y una rica decoración de motivos geométricos y con toda seguridad de fabricación propia, de la alfarería de Los Comunes, por los punzones y utensilios encontrados.
Esta práctica e invención es algo muy antiguo conseguido por los humanos. En oriente se dan fechas aproximadas hasta los 12-000 años antes de nuestra era, en Japón y China. En Asia Menor las fechas aproximadas son entre los 8.000 y los 6.500 años antes y aparecería en Turquía, Israel y Mesopotamia. Al principio todos los productos son fabricados a mano por modelado y cocido del barro y arcilla.
El Torno de Alfarero se data en Mesopotamia y Egipto hacia los 3.000 años antes y a la Península Ibérica lo trajeron los primeros comerciantes marinos, Fenicios y Griegos, unos 500 0 600 años antes de nuestra era. Ahí está la sustancial diferencia.
La cerámica más antigua en la Península Ibérica se data en torno a los 4.000 años antes de nuestra era y en lugares como Cataluña, Valencias y Almería, aunque se podrían conseguir dataciones anteriores. Y el trabajo del barro para fabricar vasijas en estos lugares de Castilla podría fijarse a partir del 3.500 antes de esa era.
Antes de seguir adelante hacer una pequeña advertencia: todos y la gran mayoría de los objetos que se muestran en la Galería de Fotos de Membibre y en relación con esta Historia Informal, fueron hallados por mí en los interminables paseos por el término municipal y los "lugares de interés", sin ninguna clase de prospección o investigación de otro tipo, son producto de la mera curiosidad y su interpretación tiene que ver con los varios años de mi matrícula en cursos de Historia y Geografía en la UNED. De los hallazgos más bellos, mejor conservados y significativos (núcleos de piedra pulida, cerámica sigillata, monedas...), ya se diera parte al personal del departamento correspondiente en la Junta de Castilla y León. Pero a parte de un cierto interés mostrado y la existencia, sin duda de otros lugares más importantes, la cosa se quedó ahí, en la simple información. Es por eso que ahora y con motivo de esta historia-cuento, me decido a publicarlo.
Es en El Castillo, pequeño alto en la cuesta de Carrasanmiguel, carretera de Fuentesauco, donde se hallaron los barros negros más antiguos. Es posible que esos primeros recipientes de cerámica fueran importados, o sea conseguidos en alfarerías de pueblos vecinos o lejanos.
Sería entonces, como sucediera en otros lugares, que algún avispado artesano del propio pueblo se decidiera a poner su alfarería. Eso era algo muy necesario para la gente del lugar, hacían falta recipientes para poner los líquidos y otros productos, recipientes para cocer los alimentos, tazones para comerlos, recipientes para conservarlos. Pero una alfarería no se puede poner en cualquier sitio, pues las altas temperaturas que se consiguen en los hornos de cocción pueden provocar incendios en el propio lugar o en las casas vecinas. Fuera por ello entonces que el alfarero de Membibre pusiera la suya en aquel lugar hablado del Prado Quintana o de Los Comunes. El lugar debía poseer una ventilación conveniente, leña en cantidad para encender los hornos por el cercano sotobosque de pinos y agua en abundancia por el manantial que surge allí mismo y suministra agua a uno de los arroyos. También es posible que el barro utilizado por ese alfarero fuese el inmediato, el de los céspedes del Prado Quintana, por su especial consistencia y lo fácil de conseguirlo.
Lo cierto es que el número de pequeños trozos de barro negro encontrados y existentes en ese lugar es muy abundante, así como pequeñas láminas desgastadas de plomo usado para conseguir consistencia en la mezcla de arcilla, y que cada vez que los tractores pasan el arado dejan nuevos pedazos al descubierto. También digo que ahí estuvo la alfarería de Membibre por ciertas y sospechosas muestras de monedas y otros objetos de plata, bronce, cobre y plomo fundidos, acaso desde el tiempo de los romanos hasta tiempos presentes de la guerra contra los franceses.
Lo cierto es que es muy posible que la historia de la pequeña alquería comenzase ahí, cuando el alfarero decidiera esos lugares como lugar más idóneo para su negocio. Negocio que debió resultar algo positivo pues las muestras de riqueza son más importantes aquí, en la pequeña alquería del Prado Quintana que en ninguno de los otros lugares del pueblo, incluido El Castillo. Los alfareros y sus familias, entonces, fueron gentes bastantes boyantes en aquellos primitivos tiempos.
Fuere como fuere lo cierto es que por el aspecto de esos barros y la lejanía del lugar, acaso se podría conseguir una datación algo más allá de los 2.000 años y pico antes de la Era Cristiana, para esas vasijas -barros negros más antiguos-, encontradas en Membibre.
Se trata de una hechura algo elemental como de producción urgente para satisfacer necesidades. Son cuencos, ollas, vasos, acaso recipientes más grandes. Los primeros no tienen ninguna clase de decoración, aunque después aparecen alguna línea e incisiones de punta roma. Con el paso de los años ese auténtico barro negro se va mezclando con barros de color y al arcilla roja se va instaurando en la producción. En tiempos Iberoceltas, hacia el 500 o 600 años antes, aparece un tipo de barros completamente de color y una rica decoración de motivos geométricos y con toda seguridad de fabricación propia, de la alfarería de Los Comunes, por los punzones y utensilios encontrados.