Los principales
monumentos son:
La
iglesia parroquial, tiene planta de
cruz latina; la hechura primitiva se correspondía con el
románico de ladrillo del s. XIII. En el siglo XIV sufre un gran deterioro por lo que hay que hacer una gran reconstrucción de mampostería y sillarejo, permaneciendo sillares en algunas
esquinas. El ladrillo permanece en la
portada principal y en la
torre.
El primitivo
retablo constaba de 14 óleos sobre tabla de finales del
gótico y algunas de la
escuela del Maestro de Duruelo.
En 1687 se encarga un retablo barroco a Ferreras, del taller de Churriguera, que lo realiza y ensambla junto con Mendizábal. En la
calles laterales se colocan varios cuadros del retablo anterior, representando escenas de la vida de María y de Jesús. Las pinturas del sotabanco representan los principales apóstoles.
Según consta en archivos, la
familia de Andrés de Ximena poseía casona y residía en
Miguel Ibáñez. Como facilitó la fundación carmelitana en
Segovia, Una de las damas de su servidumbre, María Turese, pasó al servicio de
Santa Teresa. Posteriormente esta dama falleció en esta localidad y fue enterrada junto a la
pila de cristianar.
Otro
monumento es la antigua
fuente de abastecimiento al
pueblo, que se realizó en estilo románico con las
piedras que se eliminaron de la primitiva iglesia. Esta ha sido restaurada últimamente.
En la
plaza del pueblo se ha colocado sobre un pedestal de
piedra autóctona, un trozo del
canal que la Mesta construyó para que los rebaños abrevaran a lo largo de la trashumancia por los
pueblos de Villa y Tierra de Segovia. Al ser deshecha la canalización, se repartió por los pueblos que conformaban los Sesmos junto con una
placa conmemorativa.
En la entrada del pueblo se ubica la
ermita del Humilladero, que da paso al
cementerio municipal.
A un kilómetro del pueblo se encuentra la ermita de Santa María del Prado, en el mismo lugar donde se localizaba el poblado de Santa María del
Campo. (Hoy paraje del Campillo)
Al sur del pueblo se localizó otro despoblado, el de Ama Cara, que ya consta en 1247, cuya iglesia permaneció, con la imagen de
San Pedro de Verona, hasta el s. XIX que se destruye totalmente. Dicho
santo hoy se venera en la iglesia de Miguel Ibáñez.
En los pequeños cerros que circundan el pueblo, se encuentra la ermita
medieval de Tormejón (
Armuña), con restos arqueológicos; la ermita del
Castillo (
Bernardos), sobre restos arqueológicos en estudio, ermita del Cerro de San Isidro
Domingo García), en cuyo entorno se localizan los grabados paleolíticos (petroglifos) con 17.000 años de
antigüedad, y de gran interés a nivel mundial. Todo ello a distancia media de 2 Km del núcleo de Miguel Ibáñez.
Los restos arqueológicos, así como enterramientos encontrados en el entorno pertenecientes a la edad del Bronce, hace pensar en los distintos pueblos que se asentaron a la vera del Arroyo de Tormejón, que en siglos anteriores tenía curso permanente.