MIGUELAÑEZ: Cuando en los atardeceres de verano estábamos en Peñamora...

Cuando en los atardeceres de verano estábamos en Peñamora y se veía allá, al fondo, una enorme luna de verano, respirábamos relajados al final de un cluroso día, se oían los badajos de las ovejas cuando golpeaban los campanos compitiendo con el reloj del ayuntamiento cuando llegaban los cuartos, las medias y las horas...