EL
SENDERO DE LA CULEBRA
Si alguien no sabe donde se encuentra pregunte a su abuelo que él se lo dirá.
Un pequeño zagalillo pastoreaba su pequeño hato de
cabras por las riberas del Voltoya. Era noviembre y hacia mucho frío, para conservar su calor iba silbando una monótona canción aprendida en la
escuela. Cuando de repente se topó en la mitad del
camino con una pequeña culebrilla que hacía verdaderos esfuerzos para meterse en su agujero sin conseguirlo. El pastorcillo lleno de lástima cogió en
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