Hace más de tres milenios, un grupo de hombres se asentó en tierras que hoy pertenecen al término de
Montejo de Arévalo, en el pago llamado Blasco Nuño. Allí existe un yacimiento fechado en el Bronce Medio (1.500/1450 a. C.-1.250 a. C) similar a otros existentes en
Segovia de esta época, en la que los poblados se localizaban en los llanos o en puntos poco destacados del
paisaje, como pueden ser las pequeñas lomas o cotarras que tan numerosas son en el
arco noroccidental de la provincia, una ubicación que demuestra, como dice el arqueólogo Juan Francisco Blanco, que no había una excesiva preocupación por defenderse.
Como su propio nombre da a entender, Montejo de Arévalo forma parte de la comarca de Arévalo, habiendo pertenecido a su Comunidad de Villa y Tierra. En la actualidad este
pueblo segoviano sigue dependiendo de la cercana localidad abulense para la mayoria de los servicios, y proporciona mano de obra a la industria y al
comercio de Arévalo. En el diccionario de Pascual Madoz, de mediados del siglo XIX, se cita al pueblo como Montejo de la Vega de Arévalo nombre que luego quedaría reducido al actual.