Montejo de la Vega de Serrezuela se localiza en la margen izquierda del
río Riaza, y por su privilegiada y estratégica situación fue en época de la repoblación de estas tierras (s. XI) uno de los bastiones más importantes para poder ocupar la zona. De ese tiempo todavía se vislumbran algunos restos de sus
murallas y hasta del
castillo que también lo tuvo. También se sabe que en Montejo hubo un poblado de época tardorromana. A mediados del siglo XII se le mienta como Monteio, para posteriormente pasar a ser cabecera de su Comunidad de Villa y Tierra.
La
iglesia parroquial de Montejo se dedica a
San Andrés, y es un
edificio moderno que se localiza en el centro de la villa, al que remonta una singular
torre, y al que preside una nívea imagen del
santo titular.
Dentro de su término, y en un paraje incomparable por solitario, junto al río Riaza y sus hoces, se localiza las
ruinas del
Convento de San Martín del Casuar o
ermita de El Casuar, donde todavía pueden verse los muros externos, el
ábside semicircular, el
arco triunfal y las
bóvedas de medio cañón y de
horno del presbiterio; lo que conforma un conjunto arquitectónico
románico considerado como uno de los mejores de
Castilla y León (
Monumento Histórico
Artístico). Cerca de este entorno también se puede admirar el impresionante
viaducto del ferrocarril que traspone las hoces, así como la presa del
embalse de Linares.
A la parte más alta de la villa se localiza la ermita de Nuestra Señora del Val, y en las cercanías del núcleo urbano se halla una reserva de aves rapaces y
carroñeras fundada en 1975 por el profesor Félix Rodríguez de la
Fuente, así como varias
cuevas naturales, conocidas con los nombres de la del Búho, la Cazorra, y de la Murcielaguera. También son típicas las
bodegas subterráneas de esta villa, así como un buen
molino harinero que se instala sobre el cauce del mencionado río.