La iglesia parroquial de Monterrubio se dedica al Apóstol San Pedro, que en origen fue románica, conservando de esta época su cabecera semicircular de mampostería y ladrillo. La planta se distribuye en dos naves cubiertas con techumbre de madera, menos el presbiterio que se cubre con bóveda de medio cañón. Varios retablos conforman el patrimonio artístico del templo, destacando el mayor que es barroco y que se corona con una pintura al óleo que representa la Asunción de Nuestra Señora a los Cielos y otro neoclásico dedicado a Nuestra Señora de la Paz patrona de la villa.

Dentro del pueblo también puede verse la casona de los Condes de Molina Herrera, y en el ya mentado caserío de Lastras de La Lama, las ruinas consolidadas de la que fuera la iglesia de su despoblado, que estaba dedicada a san Lorenzo; y en la que destaca su torre de dos cuerpos y su doble ábside con bellos canecillos esculturados. A ello hay que unir la que fuera la casa de campo del ya mentado conde Molina Herrera, señor del lugar. Ocurre otro tanto en el también mentado despoblado del Tobar, donde todavía se conservan las maltrechas ruinas de la que pudo ser su antigua iglesia.

El Niño (Domingo después de Reyes). Fiesta de las Mujeres (primer Domingo de Mayo. San Isidro (15 de Mayo). San Pedro (29 de Junio). Virgen de Agosto (15 de Agosto).

El nombre de la villa Monterrubio, está claro que hace referencia a un monte de robles o quejigos que en la época otoñal aportan un color dorado o rojizo al paisaje. Se cree que el lugar fue repoblado por gentes venidas de la Sierra de la Demanda burgalesa durante las campañas de reconquista de los reyes Fernando I y Alfonso VI (siglos XI-XII). Dentro de su término que perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia dependiente del Sexmo de San Martín, también se localizan los despoblados de Latras de Lama (hoy caserío del mismo nombre) y Tobar o San Martín de Hayuela que junto con Monterrubio fue señorío del conde Molina Herrera.