Cuando se pasea entre la plata de sus atormentados troncos centenarios, uno piensa que ha ocurrido un milagro para que estos vetustos árboles hayan permanecido en pie tantos siglos. Pero un milagro de los de veras. Es lo que una leyenda asegura que ocurrió aquí el 28 de mayo de 1246. En aquel entonces era Hornuez una de las majadas preferidas por los pastores merineros para recomponer sus fuerzas gastadas en las largas trashumancias.
Atardecía y una...