¡Hombres y mujeres! Atención. Niño, cierra esa boquita, y tú, muchacha, siéntate con cien mil de a
caballo.
Callad, para que el silencio se quede más clarito, como si estuviese en su misma
fuente.
Callad para que se asiente el barrillo de las últimas conversaciones.
Yo y mi compañía venimos del
teatro de los burgueses, del teatro de los condeses y de los marqueses, un teatro de oro y cristales, donde los hombres van a dormirse y las señoras... a dormirse también.
Yo y mi compañía estábamos
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