En esta sierra se encuentra ubicado el bonito pueblo de Navacerrada en donde tenemos radicada nuestra primera o segunda residencia la mayoría de los integrantes de este grupo de “alevines” y desde la que partimos en todas nuestras correrías por la misma, escondiéndose entre sus arroyos, rocas y pinares momentos entrañables de nuestras vidas.
Está formada por una sucesión ininterrumpida de montañas en dirección suroeste a noroeste, comenzando en el Pico de San Benito, en El Escorial y terminando en el Puerto de Somosierra, con una longitud aproximada de unos 90 Km., partiendo de este eje varios cordales, cada uno con sus peculiaridades, ya que encontramos parajes tan fantásticos y diferentes como la Pedriza del Manzanares, los pinares de Valsaín y de la Acebeda, el Circo y Laguna de Peñalara, la mole de Siete Picos, etc.
Podemos afirmar que la conocemos como la palma de nuestra mano, pues hará unos 30 años que venimos hoyando todos sus picos, e innumerables veces hemos recorrido todos sus caminos forestales, sendas, trochas y veredas; hemos vadeado arroyos, nos hemos arañado con las zarzas, la jara, el piornal; hemos trepado por riscos verticales y terminado con la frente humedecida al finalizar cada excursión, con la satisfacción que nos ha proporcionado el haber superado todas las dificultades propias de la misma, y ya de regreso, ante una jarra de cerveza, hemos comentado entre nosotros la impresión que nos ha producido el vuelo de un águila real o un buitre leonado muy cerca de nuestras cabezas, el colorido de las flores silvestres, el trepar de una ardilla a un árbol, la carrera asustada de algún cervatillo o cría de jabalí, o el haber contemplado como se deslizan por el aire bandas de mariposas vestidas con todos los colores del arco iris, así como las sensaciones recogidas por nuestra retina, que nos han permitido extasiarnos con los bellos paisajes que desde la cima de sus montañas hemos podido contemplar absortos con deleite.
En fin, no sé si hemos sido capaces de reflejar lo que para nosotros es nuestra Sierra de Guadarrama, a la que consideramos como un espléndido regalo y a la que vemos como una peligrosa amante que nos ha atrapado en sus redes y de la que todos estamos completamente enamorados, deseando volver a verla y disfrutarla cuando regresamos a nuestra rutina diaria.
Está formada por una sucesión ininterrumpida de montañas en dirección suroeste a noroeste, comenzando en el Pico de San Benito, en El Escorial y terminando en el Puerto de Somosierra, con una longitud aproximada de unos 90 Km., partiendo de este eje varios cordales, cada uno con sus peculiaridades, ya que encontramos parajes tan fantásticos y diferentes como la Pedriza del Manzanares, los pinares de Valsaín y de la Acebeda, el Circo y Laguna de Peñalara, la mole de Siete Picos, etc.
Podemos afirmar que la conocemos como la palma de nuestra mano, pues hará unos 30 años que venimos hoyando todos sus picos, e innumerables veces hemos recorrido todos sus caminos forestales, sendas, trochas y veredas; hemos vadeado arroyos, nos hemos arañado con las zarzas, la jara, el piornal; hemos trepado por riscos verticales y terminado con la frente humedecida al finalizar cada excursión, con la satisfacción que nos ha proporcionado el haber superado todas las dificultades propias de la misma, y ya de regreso, ante una jarra de cerveza, hemos comentado entre nosotros la impresión que nos ha producido el vuelo de un águila real o un buitre leonado muy cerca de nuestras cabezas, el colorido de las flores silvestres, el trepar de una ardilla a un árbol, la carrera asustada de algún cervatillo o cría de jabalí, o el haber contemplado como se deslizan por el aire bandas de mariposas vestidas con todos los colores del arco iris, así como las sensaciones recogidas por nuestra retina, que nos han permitido extasiarnos con los bellos paisajes que desde la cima de sus montañas hemos podido contemplar absortos con deleite.
En fin, no sé si hemos sido capaces de reflejar lo que para nosotros es nuestra Sierra de Guadarrama, a la que consideramos como un espléndido regalo y a la que vemos como una peligrosa amante que nos ha atrapado en sus redes y de la que todos estamos completamente enamorados, deseando volver a verla y disfrutarla cuando regresamos a nuestra rutina diaria.