"Lugares sacralizados por la tradición, en los que se levantaron ermitas y santuarios con el paso de los siglos y se convirtieron en rosarios que fueron desgranados entre los dedos o en Vía Crucis de piedra que sembraron los caminos. Es el caso de la ermita de la Virgen de Ladrada.
Las cruces arrancan del cementerio actual y, atravesando el pueblo, continúan durante casi un kilómetro a ambos lados del sendero. Terminan sobre un montículo con tres cruces juntas, que coronan el Santuario, en un paralelismo de la Crucifixión, denominado "El Calvario de la Virgen". Su planta de cruz latina extiende sus brazos sobre una pradera de fuentes subterráneas, destacando de la construcción, por su belleza, un arco de medio punto situado en un pequeño atrio que mira al río. El interior es de una sola nave, cuyas paredes se articulan con arquerías ciegas que sujetan una bóveda de medio cañón cuyo entramado de arcos fajones ha desaparecido, siendo sustituida por una armazón de madera que sujeta el techo. En primavera se celebra "El Día de las Aguas", y se traslada la imagen de la Virgen, a través del camino de cruces, hasta la iglesia del pueblo, donde permanecerá quince días, al cabo de los cuales retornará de nuevo a la ermita. Es curioso contemplar la danza de las mujeres alrededor del templo, mientras los hombres sostienen la imagen en unas andas. Todos dan la vuelta al recinto, incluido el sacerdote que se une al cortejo después de oficiar la misa. Reminiscencias de viejos ritos que recuerdan las "carreteras de circunvalación Pascuales" que se celebraban alrededor del deambulatorio de las catedrales en la Edad Media, con fines de renovación espiritual".
Las cruces arrancan del cementerio actual y, atravesando el pueblo, continúan durante casi un kilómetro a ambos lados del sendero. Terminan sobre un montículo con tres cruces juntas, que coronan el Santuario, en un paralelismo de la Crucifixión, denominado "El Calvario de la Virgen". Su planta de cruz latina extiende sus brazos sobre una pradera de fuentes subterráneas, destacando de la construcción, por su belleza, un arco de medio punto situado en un pequeño atrio que mira al río. El interior es de una sola nave, cuyas paredes se articulan con arquerías ciegas que sujetan una bóveda de medio cañón cuyo entramado de arcos fajones ha desaparecido, siendo sustituida por una armazón de madera que sujeta el techo. En primavera se celebra "El Día de las Aguas", y se traslada la imagen de la Virgen, a través del camino de cruces, hasta la iglesia del pueblo, donde permanecerá quince días, al cabo de los cuales retornará de nuevo a la ermita. Es curioso contemplar la danza de las mujeres alrededor del templo, mientras los hombres sostienen la imagen en unas andas. Todos dan la vuelta al recinto, incluido el sacerdote que se une al cortejo después de oficiar la misa. Reminiscencias de viejos ritos que recuerdan las "carreteras de circunvalación Pascuales" que se celebraban alrededor del deambulatorio de las catedrales en la Edad Media, con fines de renovación espiritual".