La normativa sobre construcciones, común a todos los municipios de España, determina que cualquier casa o edificio que se haga en un núcleo de población ha de tener todas las acometidas de servicios (agua, electricidad, teléfono y saneamientos, como mínimo), que deben ir subterráneas. Además, el acceso al edificio debe realizarse a través de una calle correctamente pavimentada. Esa es la razón por la que, cuando se solicita una licencia de obra se obliga al promotor a que pavimente la calle desde el punto más cercano a otra pavimentada y a que traiga todos los servicios al edificio, bajo tierra, desde el punto de conexión más próximo que reúna los requisitos técnicos exigidos.
Un promotor que construye una urbanización con un número importante de viviendas o un bloque de pisos puede fácilmente cumplir estas exigencias, pues el sobrecoste lo repercute fácilmente en el precio de las viviendas. Para un particular, que hace una casa familiar, puede encarecerle tanto que, sencillamente, desiste de construir. Y si le urge, busca solución comprando algún piso o vivienda en pueblos cercanos. Éstas son alguna de las circunstancias que más daño han hecho a la población de Revenga en los últimos años: han provocado la emigración de personas jóvenes que, a pesar de tener terrenos para hacerse una casa no podían asumir los costes añadidos que suponen la pavimentación y dotación de servicios a la calle.
Estos temas han sido algunos de los que más trabajo nos han dado. Si un pueblo es abandonado por los jóvenes su desaparición es cosa de tiempo. Por eso arrancamos muy pronto del Ayuntamiento de Segovia la flexibilización de los procedimientos de legalización de viviendas ya construidas. Y por eso, en la medida que hemos podido, hemos apoyado con nuestros informes y continuos contactos con políticos y técnicos las promociones inmobiliarias que se han realizado en los últimos años. Los resultados positivos son evidentes: además de conseguir que nuevas familias, con nuevas y plurales ideas y actitudes positivas para contribuir a la mejora del pueblo, incrementen nuestra población, jóvenes oriundos de Revenga que estaban predestinados a dejarla ya están aquí asentados. Y otros que se habían ido han regresado. Este factor, el aumento de población, es básico para que, desde que se firmó el Convenio entre Revenga y Segovia, nos incrementen la asignación anual. Por eso no nos cansamos de insistir: todos los que vivan en Revenga deben estar empadronados en Revenga. Las últimas incorporaciones de nuevos habitantes lo cumplen casi al 100 %. Pero queda un número importante de vecinos más antiguos que, toda la familia o parte de ella, no lo están.
Las nuevas construcciones dan otro beneficio: calles pavimentadas, con todos los servicios y sin cables ni otros elementos externos que, como mínimo, resultan antiestéticos. La responsabilidad es toda del promotor y, mientras no esté cumplida plenamente, no recibe la licencia de primer uso. En ocasiones, sin embargo, aparecen factores que retrasan el cumplimiento, por exigencias de otras administraciones o por la lentitud de la burocracia. Es el caso que subsiste en las calles del Barruelo y del Mayo. La retirada de las antiguas líneas eléctricas y torretas debe realizarlo la compañía suministradora de electricidad (Gas Natural, antes Unión Fenosa). Pero no puede mientras la Consejería de Industria de la Junta de Castilla y León no dé un permiso. Parece ser que se vislumbra una pronta solución. Mientras tanto, la fealdad y el peligro que esto supone ha sido comunicado y denunciado repetidamente al Ayuntamiento de Segovia por esta Junta Vecinal, que es lo único que podemos hacer. Como también hemos denunciado la deficiente calidad del hormigón en parte de la plaza del Sexmo de San Millán, que ha provocado su descomposición y pulverización. En cualquier caso, las empresas son responsables de las deficiencias que aparecen en las obras que han ejecutado, por lo que es de suponer que pronto se ponga remedio.
Un promotor que construye una urbanización con un número importante de viviendas o un bloque de pisos puede fácilmente cumplir estas exigencias, pues el sobrecoste lo repercute fácilmente en el precio de las viviendas. Para un particular, que hace una casa familiar, puede encarecerle tanto que, sencillamente, desiste de construir. Y si le urge, busca solución comprando algún piso o vivienda en pueblos cercanos. Éstas son alguna de las circunstancias que más daño han hecho a la población de Revenga en los últimos años: han provocado la emigración de personas jóvenes que, a pesar de tener terrenos para hacerse una casa no podían asumir los costes añadidos que suponen la pavimentación y dotación de servicios a la calle.
Estos temas han sido algunos de los que más trabajo nos han dado. Si un pueblo es abandonado por los jóvenes su desaparición es cosa de tiempo. Por eso arrancamos muy pronto del Ayuntamiento de Segovia la flexibilización de los procedimientos de legalización de viviendas ya construidas. Y por eso, en la medida que hemos podido, hemos apoyado con nuestros informes y continuos contactos con políticos y técnicos las promociones inmobiliarias que se han realizado en los últimos años. Los resultados positivos son evidentes: además de conseguir que nuevas familias, con nuevas y plurales ideas y actitudes positivas para contribuir a la mejora del pueblo, incrementen nuestra población, jóvenes oriundos de Revenga que estaban predestinados a dejarla ya están aquí asentados. Y otros que se habían ido han regresado. Este factor, el aumento de población, es básico para que, desde que se firmó el Convenio entre Revenga y Segovia, nos incrementen la asignación anual. Por eso no nos cansamos de insistir: todos los que vivan en Revenga deben estar empadronados en Revenga. Las últimas incorporaciones de nuevos habitantes lo cumplen casi al 100 %. Pero queda un número importante de vecinos más antiguos que, toda la familia o parte de ella, no lo están.
Las nuevas construcciones dan otro beneficio: calles pavimentadas, con todos los servicios y sin cables ni otros elementos externos que, como mínimo, resultan antiestéticos. La responsabilidad es toda del promotor y, mientras no esté cumplida plenamente, no recibe la licencia de primer uso. En ocasiones, sin embargo, aparecen factores que retrasan el cumplimiento, por exigencias de otras administraciones o por la lentitud de la burocracia. Es el caso que subsiste en las calles del Barruelo y del Mayo. La retirada de las antiguas líneas eléctricas y torretas debe realizarlo la compañía suministradora de electricidad (Gas Natural, antes Unión Fenosa). Pero no puede mientras la Consejería de Industria de la Junta de Castilla y León no dé un permiso. Parece ser que se vislumbra una pronta solución. Mientras tanto, la fealdad y el peligro que esto supone ha sido comunicado y denunciado repetidamente al Ayuntamiento de Segovia por esta Junta Vecinal, que es lo único que podemos hacer. Como también hemos denunciado la deficiente calidad del hormigón en parte de la plaza del Sexmo de San Millán, que ha provocado su descomposición y pulverización. En cualquier caso, las empresas son responsables de las deficiencias que aparecen en las obras que han ejecutado, por lo que es de suponer que pronto se ponga remedio.