REVENGA: Como parece que de vez en cuando aparecen alusiones...

Como parece que de vez en cuando aparecen alusiones a situaciones históricas bastante anteriores al momento actual, creo que es momento de poner los puntos sobre las íes. Para que saquemos el mayor provecho del momento presente y aprendamos y apliquemos las lecciones positivas del pasado.
Que tengo un tío cura. Por supuesto que sí. Cosme Cañas de Pablos. No seré el único caso en Revenga. Independientemente de la evolución de su vocación, todo el que se ordena sacerdote recibe un sacramento que imprime carácter. Eso quiere decir que lo será mientras viva, aunque la jerarquía católica pueda conceder la secularización, es decir, el permiso para vivir como un hombre normal no ordenado. Son detalles que en estos tiempos dicen muy poco a la mayoría. Es cuestión, simplemente, de creer o no creer. Y la libertad del ser humano es la que determina si uno es practicante de alguna religión, si cree pero no practica, si se declara ateo o agnóstico.
En mi caso, cuestiones de fe aparte, estoy orgulloso de él. No porque hiciera nada extraordinario. Se limitó a cumplir con la misión en la que creía. Bajo el signo de los tiempos en que le tocó vivir. Fue párroco de Orejana (30 años), Otero de Herreros y Arroyo de Cuéllar. Y en todos esos pueblos las personas mayores aún le recuerdan, no por cómo decía la misa, que se supone lo hacía como todos los demás (en latín y de espaldas al pueblo), sino por su altruismo, porque siempre estaba dispuesto a atender a cualquier hora a quien se lo pedía, respecto de cualquier asunto, porque, incluso a costa de su salud, nunca dejaba de cumplir su función. Precisamente en Otero su salud se quebró a consecuencia de los desplazamientos que tenía que hacer hasta la estación, a lomos de caballo, bajo las nevadas que entonces caían. El clima más benigno de Arroyo de Cuéllar no consiguió restablecerle y vino a morir a Revenga, a la misma casa donde había nacido y en la que también nacieron el resto de sus hermanos. Mi padre también, el más joven de todos.
¿Y mi padre? José trabajó, tras acabar la guerra, toda su vida en Segovia, en La Sepulvedana. Allí vivió y allí nací yo, circunstancia que ahora quieren aprovechar algunos para despojarme de mis raíces (he venido de “fuera”). Y toda la gente de Revenga de cierta edad, la bien nacida, le recuerdan porque raro es el que no recibió algún favor suyo: guardarle en la consigna algún equipaje mientras gestionaba sus asuntos, buscarle acomodo en el autobús en momentos difíciles (estamos hablando de la postguerra), ponerle en contacto con alguna persona (médicos, especialmente), … es decir, tonterías, cosas sin importancia, pero que las personas que toman el altruismo por bandera lo practican como lo más natural.
Por eso, porque estoy orgulloso de los que me precedieron, lo proclamo donde sea. E intento seguir su ejemplo. Los que han tenido ocasión de conocerme en estos años juzgarán si lo he conseguido. Sólo sé que decidí dedicar ocho años de mi vida, a pesar de las limitaciones laborales y personales que podía tener, a este pueblo. Pero, aunque el fondo sea el mismo, intento ser altruista, lo que hago corresponde a tiempos muy diferentes, estoy sujeto a la promesa que hice al acceder a la Alcaldía y, junto con mis colaboradores hemos de tomar decisiones que no siempre son del agrado de todos. El bien general de Revenga está por encima de cualquier interés particular y, desde luego, por encima de actuaciones flagrantes de algunos que pisan los derechos y propiedades comunes de todos los revenganos y que, en ocasiones impiden o retrasan actuaciones beneficiosas para Revenga, intentando perpetuar el poder fáctico que durante generaciones han tenido. Más adelante, lo aclararé con más detalle.
Ojalá que todos puedan decir lo mismo respecto de sus progenitores y antepasados. Pero si no es así, la solución no es tomar la envidia como bandera de su vida (no hay cosmético capaz de quitarles el matiz verdoso que algunos tienen en su piel). Tampoco lo es insultar a los antepasados del que ahora escribe, utilizando expresiones que, por su uso excesivo, han perdido todo su valor y que sólo los seres muy primarios les dan importancia. Si quieren trabajar por el pueblo siempre será posible y, muy específicamente, a partir de mayo del próximo año. Pero si quieren perpetuarse como esquilmadores de lo público, no lo conseguirán, con independencia de que yo esté o no. Es la virtud y la excelencia de la democracia.