REVENGA: Cuando se accede a un cargo público por elección democrática...

Cuando se accede a un cargo público por elección democrática (caso de los miembros de la Junta Vecinal) hay que realizar una promesa o juramento de cumplir y hacer cumplir las leyes, actuar de acuerdo con el ordenamiento constitucional y administrar correcta y eficazmente los bienes y recursos de la entidad. Visto desde fuera puede parecer simplemente una fórmula protocolaria, pero no es así. Su incumplimiento puede acarrear responsabilidades muy serias, de tipo penal, para el alcalde y/o demás miembros de la Junta Vecinal.
Resulta curioso que las críticas más acervas y enconadas que hemos sufrido se producen precisamente porque cumplimos nuestra promesa. Parece que las personas acostumbradas a incumplir las leyes para obtener beneficios personales, a costa del pueblo, quieren que seamos sus cómplices. Ellos no tienen valor para asumir la gestión del pueblo, pero quieren que lo gestionemos siguiendo su dictamen. Es la acepción más conocida en los tiempos modernos de caciquismo: gobierno de facto de una persona o un grupo manejando a los gobernantes legítimos. En algunos lugares también se le llama sistema mafioso.
Si esos gobernantes legítimos se pliegan, por connivencia o por temor, a los deseos del grupo de presión, tarde o temprano incurrirán en faltas o delitos que les pueden costar muy caros. Si no lo hacen tendrán siempre enfrente al grupo mafioso. Serán amenazados, sufrirán atentados contra su familia o sus bienes y, en última instancia, serán asesinados. Además de en Italia, origen de estas aberraciones sociales, encontramos desgraciados ejemplos en nuestro país, en Euskadi, en donde hay pueblos en los que estos grupos se han hecho fuertes atemorizando a los vecinos que, aunque no están de acuerdo con ellos, no lo expresan por temor a las consecuencias. Sólo cuando se supera este temor y se produce la unión de los demócratas se comprueba el grado de debilidad que los otros tienen y se les puede vencer. Mucho más rápido de lo que se podía pensar.
Estos conceptos teóricos y ejemplos que acabo de exponer son, sin duda, excesivos para aplicarlos a Revenga. Pero hay que tener mucho cuidado. Si la mayoría, que no piensa como ellos, se calla y deja que parezca que la voz de unos pocos es lo que opina Revenga, nos acercaremos peligrosamente a lo que ocurre en algunos pueblos del norte de España.