Como ya anuncié, ayer comenzamos la habilitación de un nuevo espacio de juego y esparcimiento para niños y jóvenes de Revenga. Junta Vecinal, AMPA y AA. VV conjuntamente lo pedimos hace algún tiempo, el Concejal de Deportes prometió facilitar las canastas y, como hasta ahora ha sido en los asuntos relativos a este pueblo, lo ha cumplido. En breve, estará concluida la instalación, a falta de una mejora sustancial del estado del pavimento que acontecerá, D. M., cuando nos lleguen las actuaciones que están pendientes del Plan de Asfaltado.
Es posible que el “ardor de estómago” se esté trasladando a quienes se regodearon pensando que habían cobrado una pieza importante. Pero la ineficacia y falta de profesionalidad, si no traición, de las personas que le pusieron las trampas y a quienes creía dignos de su confianza es cada vez más patente. Y la pieza de caza, herida, pero dotada de una vitalidad que para sí la quisieran sus “cazadores”, está plenamente restablecida. Y se hace notar por lo de siempre: su eficacia, su firmeza de ideas, su compromiso con la palabra dada y su lealtad. ¡Sigue siempre así, Javier!
Qué duda cabe, esta pobre Junta Vecinal, apoyada por las asociaciones que legalmente han surgido, no es capaz de hacer cosas mejores. Pero que nadie sufra. Hay proyectos, realizables, pero detenidos hasta ahora por la influencia de los que todo el pueblo conoce (pista polideportiva abierta junto al frontón y cerramiento del frontón) que, sin duda, los sacarán adelante los próximos responsables del gobierno de Revenga. Los grandes proyectos, como un estadio olímpico, un club náutico, un puerto deportivo, un campo de golf, una estación de esquí, una escuela de aeromodelismo y un hipódromo quedan reservados para el programa electoral de los que, bajo las siglas del PRH o en coalición con ellos, saldrán de su actual anonimato y obtendrán más votos que votantes (así ocurría en los tiempos en que sus ancestros gobernaban). Y eso sí será hacer cosas por Revenga, a diferencia de estas tonterías a las que ahora nos dedicamos (piscina, frontón, campo de fútbol, parques y zonas infantiles, zona para la práctica del baloncesto, locales para juegos y actividades juveniles, campeonatos deportivos, campamentos por la igualdad, etc., etc.). Y lo harán solitos, por decreto, sin necesidad de que nadie exprese su opinión. ¡Ay del que se atreva!.
Es posible que el “ardor de estómago” se esté trasladando a quienes se regodearon pensando que habían cobrado una pieza importante. Pero la ineficacia y falta de profesionalidad, si no traición, de las personas que le pusieron las trampas y a quienes creía dignos de su confianza es cada vez más patente. Y la pieza de caza, herida, pero dotada de una vitalidad que para sí la quisieran sus “cazadores”, está plenamente restablecida. Y se hace notar por lo de siempre: su eficacia, su firmeza de ideas, su compromiso con la palabra dada y su lealtad. ¡Sigue siempre así, Javier!
Qué duda cabe, esta pobre Junta Vecinal, apoyada por las asociaciones que legalmente han surgido, no es capaz de hacer cosas mejores. Pero que nadie sufra. Hay proyectos, realizables, pero detenidos hasta ahora por la influencia de los que todo el pueblo conoce (pista polideportiva abierta junto al frontón y cerramiento del frontón) que, sin duda, los sacarán adelante los próximos responsables del gobierno de Revenga. Los grandes proyectos, como un estadio olímpico, un club náutico, un puerto deportivo, un campo de golf, una estación de esquí, una escuela de aeromodelismo y un hipódromo quedan reservados para el programa electoral de los que, bajo las siglas del PRH o en coalición con ellos, saldrán de su actual anonimato y obtendrán más votos que votantes (así ocurría en los tiempos en que sus ancestros gobernaban). Y eso sí será hacer cosas por Revenga, a diferencia de estas tonterías a las que ahora nos dedicamos (piscina, frontón, campo de fútbol, parques y zonas infantiles, zona para la práctica del baloncesto, locales para juegos y actividades juveniles, campeonatos deportivos, campamentos por la igualdad, etc., etc.). Y lo harán solitos, por decreto, sin necesidad de que nadie exprese su opinión. ¡Ay del que se atreva!.