El Aula de Usos Múltiples permite, como su nombre indica, realizar en ella múltiples actividades, en horarios diferentes, con personas distintas. Lo único importante para que todo funcione es que cada grupo se haga responsable de dejarla en perfectas condiciones para que los que vienen detrás no tengan ningún problema. Cada uno tiene su llave y, hasta ahora, todo el mundo demuestra su responsabilidad. Es un local que ya lo quisieran otros pueblos, como así nos lo han transmitido quienes trabajan con actividades municipales en los pueblos anexionados a Segovia.
Es un local ideal, con juegos y equipamiento suficiente, para que los más jóvenes puedan utilizarlo en sus ratos de ocio, especialmente los fines de semana y en periodos festivos o vacacionales, sobre todo si hace mal tiempo. De hecho, en el cuadrante de uso de este espacio, en los sábados y domingos figura “Actividades lúdicas juveniles”. El principio básico de que cada grupo se responsabilice de lo que hace, lógicamente, también hay que aplicarlo.
Pero si los usuarios son menores de edad, la responsabilidad deben asumirla personas mayores de 18 años (padres, hermanos, amigos, etc.) que son los que deben tener la llave y cuidar de que el comportamiento de los menores sea correcto. Y aquí es donde estamos fallando. Se han dado o se están dando los siguientes hechos:
- A principios del verano se produjeron destrozos importantes: unos originados por niños entrando y saliendo por las ventanas que rompieron los enchufes de los radiadores y las persianas. Éstos están localizados. Pero también rompieron salvajemente la puerta interior, utilizaron las colchonetas para tumbarse o patearlas y estuvieron fumando, previsiblemente marihuana, por el olor que aún permanecía cuando lo descubrimos. Quienes sean los autores no lo sabemos, aunque sospechosos hay varios. Por cierto, ¿tendrán algo que ver con los que arremeten contra los buzones?.
- A raíz de estos hechos, quedó claro que sólo tendrían acceso los que tenían llave y están autorizados. Pero últimamente observamos que entran chicos o chicas, menores casi siempre. Cuando se ven sorprendidos dicen que les ha dejado la llave alguno de los que la tienen y están autorizados para otras actividades, u otros que no la deberían tener. ¿Será alguna llave que dicen que se perdió? ¿Han hecho copias?.
- Precisamente, lo que hacen estos jóvenes a los que hago referencia, forma parte de la finalidad de este local en los fines de semana: hablar entre ellos, jugar, … Pero si pasa algo, ¿de quién es la responsabilidad?.
¿Es tan difícil que haya personas en este pueblo que se responsabilicen de lo que hacen sus hijos, hermanos o amigos pequeños? No se trata de asumir nada: el simple hecho de que los que entran sepan que hay alguien que les tutela es más que suficiente para que procuren comportarse bien. Bastará con que lo comuniquen en el Ayuntamiento. Si no tienen llave, les proporcionaremos una. Pero lo que no podemos consentir, por la seguridad y el bien de todos, es que entren de la forma que ahora lo hacen. Si esta situación persiste nos veremos obligados a clausurar el local y perderemos mucho de lo que hemos ganado en estos años. Si se ha pintado, si se están reparando los desperfectos es porque queremos que se utilice, pero civilizadamente, respetando unos a otros.
Es un local ideal, con juegos y equipamiento suficiente, para que los más jóvenes puedan utilizarlo en sus ratos de ocio, especialmente los fines de semana y en periodos festivos o vacacionales, sobre todo si hace mal tiempo. De hecho, en el cuadrante de uso de este espacio, en los sábados y domingos figura “Actividades lúdicas juveniles”. El principio básico de que cada grupo se responsabilice de lo que hace, lógicamente, también hay que aplicarlo.
Pero si los usuarios son menores de edad, la responsabilidad deben asumirla personas mayores de 18 años (padres, hermanos, amigos, etc.) que son los que deben tener la llave y cuidar de que el comportamiento de los menores sea correcto. Y aquí es donde estamos fallando. Se han dado o se están dando los siguientes hechos:
- A principios del verano se produjeron destrozos importantes: unos originados por niños entrando y saliendo por las ventanas que rompieron los enchufes de los radiadores y las persianas. Éstos están localizados. Pero también rompieron salvajemente la puerta interior, utilizaron las colchonetas para tumbarse o patearlas y estuvieron fumando, previsiblemente marihuana, por el olor que aún permanecía cuando lo descubrimos. Quienes sean los autores no lo sabemos, aunque sospechosos hay varios. Por cierto, ¿tendrán algo que ver con los que arremeten contra los buzones?.
- A raíz de estos hechos, quedó claro que sólo tendrían acceso los que tenían llave y están autorizados. Pero últimamente observamos que entran chicos o chicas, menores casi siempre. Cuando se ven sorprendidos dicen que les ha dejado la llave alguno de los que la tienen y están autorizados para otras actividades, u otros que no la deberían tener. ¿Será alguna llave que dicen que se perdió? ¿Han hecho copias?.
- Precisamente, lo que hacen estos jóvenes a los que hago referencia, forma parte de la finalidad de este local en los fines de semana: hablar entre ellos, jugar, … Pero si pasa algo, ¿de quién es la responsabilidad?.
¿Es tan difícil que haya personas en este pueblo que se responsabilicen de lo que hacen sus hijos, hermanos o amigos pequeños? No se trata de asumir nada: el simple hecho de que los que entran sepan que hay alguien que les tutela es más que suficiente para que procuren comportarse bien. Bastará con que lo comuniquen en el Ayuntamiento. Si no tienen llave, les proporcionaremos una. Pero lo que no podemos consentir, por la seguridad y el bien de todos, es que entren de la forma que ahora lo hacen. Si esta situación persiste nos veremos obligados a clausurar el local y perderemos mucho de lo que hemos ganado en estos años. Si se ha pintado, si se están reparando los desperfectos es porque queremos que se utilice, pero civilizadamente, respetando unos a otros.