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SAN ILDEFONSO O LA GRANJA: ICONOGRAFIA EN JARDÍNES DE LA GRANJA...

ICONOGRAFIA EN JARDÍNES DE LA GRANJA

Secuencias de estatuas y figuras raras
que hay que fabular e irse al pasado
como un libro que no sabes leer,
pero que tiene sentido
en línea directa con nosotros.

Estas son las cosas que nos han dejado,
que nos hacen ver lo igual y lo diferente
a través de esa sensibilidad ahí plasmada,
que hablan de todo sin concretar.

El espectador es el intérprete
como actor que es de la película.

Lo difícil es observar lo que no se ve,
como es explicar lo importante
o hablar de mitología
y concederle su sentido,
es como andar a oscuras
o manejar lo desconocido sin instrucciones.

¡Si llevan luz por dentro,
desde fuera ha de verse!.

Somos luz y sombra,
calor y fuego,
rutina y reflexión
y hay que entrar en uno mismo,
sentir la emoción
que produce lo que tiene duende,
alimentar la memoria de momentos dulces
que activen nuestros rincones que no conocemos
y que interpreten los mensajes ocultos
de las cariátides y aquellos
que guardamos sin descifrar.

Saber no es todo,
pero cuando las cosas se saben,
se miran de otra manera
y a veces no es lo que vemos,
sino que vemos lo que no es
y llenamos de fotos las cámaras
para volver a mirar lo mismo,
sin saber integrar en nuestra historia
la otra historia,
donde Ícaro volaba,
donde Minerva creaba ciencia
y la locomotora estaba por llegar,
aún no se había sustituido el murmullo del agua
por el ruido de la máquina
y por la prisa por llegar a no se sabe dónde.

Nuestra imaginación no entra dentro de un mármol
aún cuando tenga forma,
nuestro entorno inerte, lo intuimos como tal,
nos falta la imaginación anterior a la máquina
para que todo tenga su sentido
y nos acompañe, no como convidado de piedra,
sino como una necesidad que el ser humano tiene
de ver su pasado mudo, pero expresivo
donde poner sus ojos y verse así mismo
o sus pies y echar a andar.