Las declaraciones amorosas tampoco eran como ahora. El mozo pedía un pañuelo a su amada. Si lograba tan ansiada prenda significaba que era correspondido. En los posteriores arreglos de boda participaban las familias de los dos contrayentes. Discutían mucho al principio, pero normalmente se llegaba a buen puerto. ¿Y que decir de las bodas de antes? ¡Eso sí que eran bodas! Tres días duraban normalmente. Y tenían sus curiosas costumbres, como la de que el novio tirara al gallo (tradición típicamente segoviana, que todavía hoy se realiza en muchos pueblos). El recién casado debía lanzar tres bolas de piedra a un gallo, atado a lo alto de una lata (palo largo). La joya musical de San Pedro es sin duda, la colección de cánticos de bodas. Paralelamente, había llamativos bailes, como el del duro o de la manzana. ¿Alguien los recuerda? Desde el día de la boda, los novios entraban en un nuevo status y, por ejemplo, el marido tenía la obligación de inscribirse en la cofradía de la Veracruz.