Tanto el documento de Doña Urraca, como el de su hijo Alfonso VII, están redactados en latín, un latín “sui generis”, plagado de “castellanismos”, pues el idioma castellano, que cuatrocientos años después será “el español”, todavía no existe oficialmente: está naciendo por esos mismos dias, lentamente, aquí, en Castilla, de norte a sur, al tiempo que se consolida la reconquista...