El Alcázar de
Segovia, que data de principios del siglo XII, es uno de los
castillos medievales más característicos del mundo y uno de los
monumentos más visitados de
España. Su imponente perfil se levanta, majestuoso, sobre el
valle del Eresma y es símbolo de la Ciudad vieja de Segovia, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco2 en 1985.
Palacio y fortaleza de los Reyes de Castilla, su traza refleja el esplendor de la Corte durante el
medievo, y sus muros han sido testigos de batallas, intrigas palaciegas,
bodas reales y sucesos asombrosos. En su ya bimilenaria existencia, el Alcázar ha sido castro
romano, fortaleza
medieval, palacio real, custodio del tesoro real, prisión de estado, Real
Colegio de Artillería y Archivo General
Militar.
Es así la fortaleza segoviana un caso único en la
historia de la
arquitectura española y Europea,
castillo y residencia real, cual su apelativo indica: "alcáçar", con el que ya se le conoce en 1135, reinando Alfonso VII el emperador. La voz Alcázar, del árabe alqasr, sirve para definir una residencia real fortificada, tal como ya nos lo indica el Diccionario de la Lengua Castellana, en su primera edición de 1870: "Llamáronse así antiguamente los
palacios de los Reyes, y grandes señores, porque todos eran fuertes".
El coronel de Artillería Eduardo de Oliver-Copóns dejó escrito en 1916 que el Alcázar es «el modelo perfecto de los fantásticos castillos descritos en sus romances de viajes por los ingeniosos trovadores que errantes cruzaban todas las comarcas en busca de la dama digna, por sus perfecciones, de ocupar su pensamiento y enamorar su corazón, para a los pies del
amurallado recinto donde se encerraba, cantar sus trovas y tañer sus cítaras». Orson Welles lo utilizó en Campanadas a medianoche y se dice que Walt Disney inspiró en su contorno esbelto y elegante el castillo de La Cenicienta.