El Convento del Corpus Christi, hoy perteneciente a las hermanas Clarisas, fue uno de los centros religiosos de la comunidad judía de Segovia en la época medieval y una de las más importantes de las 5 sinagogas que tuvo la ciudad, pero hoy día, se duda que fuese la Sinagoga Mayor de Segovia, ya que estudios difieren con la Sinagoga de Ibañez que se situaba donde hoy hay un colegio, entre las actuales calle de Martínez Campos y la calle de la Refitolería.
Se cree que fue construída en torno al siglo XIII en estilo mudéjar muy parecida a la Sinagoga toledana de Santa María la Blanca, aunque las primeras noticias documentales de su existencia se remontan a 1373.
Un fatídico incendio en la noche del 2 al 3 de agosto de 1899 destruyó casi por completo el edificio, pudiéndose visitar hoy en día totalmente restaurada, en la que se ha respetado en gran medida su articulación primitiva, conocida gracias a las fotografías y descripciones realizadas con anterioridad a tal suceso.
La iglesia del Corpus Christi, abrió sus puertas el 7 de septiembre del 2003 después de dos años de obras. Tuvieron que pasar más de cien años para que se volviese a abrir al público el edificio prácticamente igual a como estaba antes del incendio. Y todo ello fue posible gracias a los restauradores que trabajaron durante casi dos años para poder finalizar la obra en el menor tiempo posible.
Se sabe que funcionó como templo hebreo y es citada como tal hasta su confiscación en 1410, y que nueve años después ya estaba consagrada al culto cristiano, nombrada como «iglesia nueva», y en 1428 se la conoce ya bajo la advocación del Corpus Christi.
La sinagoga, como todas las de la España medieval, es una construcción de no muy grandes dimensiones, dado el impedimento en aquellos momentos para sobrepasar en alzado a los templos cristianos, y es erigida en planta rectangular y carente de cualquier elaborada decoración en su exterior. El control y restricciones que la Corona y la Iglesia imponían sobre cualquier nueva edificación o en la reparación de dichas sinagogas condicionaba con frecuencia diversos aspectos referentes a su construcción y emplazamiento. Ya desde mediados del siglo XIII el Papa Inocencio IV había establecido que las sinagogas no podían sobrepasar en altura a las iglesias.
La entrada actual a la antigua sinagoga, se realiza por la plaza del mismo nombre, Corpus Christi número 1, atravesando un típico corral segoviano que forma parte del conjunto del convento de las Clarisas, propietarias del templo. En la confluencia de la plaza con la calle Judería Vieja, coincidiendo con el límite oriental del barrio, estaba la primera de las siete puertas que cerraban la judería tras el decreto de 1480, aplicado a partir del año siguiente.
Se cree que fue construída en torno al siglo XIII en estilo mudéjar muy parecida a la Sinagoga toledana de Santa María la Blanca, aunque las primeras noticias documentales de su existencia se remontan a 1373.
Un fatídico incendio en la noche del 2 al 3 de agosto de 1899 destruyó casi por completo el edificio, pudiéndose visitar hoy en día totalmente restaurada, en la que se ha respetado en gran medida su articulación primitiva, conocida gracias a las fotografías y descripciones realizadas con anterioridad a tal suceso.
La iglesia del Corpus Christi, abrió sus puertas el 7 de septiembre del 2003 después de dos años de obras. Tuvieron que pasar más de cien años para que se volviese a abrir al público el edificio prácticamente igual a como estaba antes del incendio. Y todo ello fue posible gracias a los restauradores que trabajaron durante casi dos años para poder finalizar la obra en el menor tiempo posible.
Se sabe que funcionó como templo hebreo y es citada como tal hasta su confiscación en 1410, y que nueve años después ya estaba consagrada al culto cristiano, nombrada como «iglesia nueva», y en 1428 se la conoce ya bajo la advocación del Corpus Christi.
La sinagoga, como todas las de la España medieval, es una construcción de no muy grandes dimensiones, dado el impedimento en aquellos momentos para sobrepasar en alzado a los templos cristianos, y es erigida en planta rectangular y carente de cualquier elaborada decoración en su exterior. El control y restricciones que la Corona y la Iglesia imponían sobre cualquier nueva edificación o en la reparación de dichas sinagogas condicionaba con frecuencia diversos aspectos referentes a su construcción y emplazamiento. Ya desde mediados del siglo XIII el Papa Inocencio IV había establecido que las sinagogas no podían sobrepasar en altura a las iglesias.
La entrada actual a la antigua sinagoga, se realiza por la plaza del mismo nombre, Corpus Christi número 1, atravesando un típico corral segoviano que forma parte del conjunto del convento de las Clarisas, propietarias del templo. En la confluencia de la plaza con la calle Judería Vieja, coincidiendo con el límite oriental del barrio, estaba la primera de las siete puertas que cerraban la judería tras el decreto de 1480, aplicado a partir del año siguiente.