La venerables piedras del acueducto, como de otros muchos monumentos de esta ciudad "agradecerán" la ausencia de ruidos, vibraciones y humos. Sería buna buena idea que todos los casos monumentales de nuestros pueblos y ciudades pudieran prescindir de todos los inconvenientes que traen los vehículos a motor y esos espacios quedarán para los humanos que quieren vivir sin agobios y disfrutar de su ciudad.