Tal vez resulte
Sigueruelo, uno de esos tantos pequeños
pueblos de la geografia castellana, que por pequeño, pase desapercibido, ojala dure muchos años. No necesita asemejarse a esos pueblos, que por su enclabe crecen desmesuradamente y son un claro ejemplo de lo que justamente, Sigueruelo no debiera convertirse. Se conforma, con estar ahí, en mitad de todo y a la vez en ninguna parte, a un paso de la multitud y a la vez en el mayor de los silencios. Asi es Sigueruelo.