Hablando de personajes ilustres, he encontrado a dos que más que ilustres fueron ilustrísimos: Se llamaban Tolomeo y Simeón,: Los hechos transcurrieron a principios del siglo XX, 1909, 1.910 aproximadamente, Estos dos vecinos criaban conejos, y buscaban como es lógico la hierva mas alta y más fresca donde podían. Se dieron cuenta de que en el cementerio había una hierva buenísima, alta y abundante, para dar y tomar, y cada uno de ellos pensó que solo él se había dado cuenta.
Una noche oscura y negra como la boca del lobo, salió Simeon de su casa con el saco y se dirigió al cementerio, se acercó a la tapia sigilosamente, miró en todas las direcciones, no vio a nadie, puso una mano en el borde de la tapia, el pie en un hueco entre dos adobes, y con gran agilidad salto dentro. En ese mismo momento Tolomeo salía de su casa y tomaba la misma dirección preparado con el saco, con las mismas intenciones.
Cuando Simeón llenó el saco hasta los topes, se dispuso a saltar de nuevo la tapia y justo en el momento de echar la mano por encima de la tapia, agarró la mano de Tolomeo que intentaba saltar dentro....... ¡El Grito se oyó más allá de Montuenga!, Un relámpago ilúminó durante un instante el cielo y dejo ver recortados en el horizonte los tejados de las casas, a continuación un trueno ensordecedor, y luego,.... silencio. Tolomeo salió corriendo, llegó a casa, y esa misma noche, recogió los bártulos, enganchó el carro y el burro, y nunca más volvió al pueblo. Simeón, acurrucado en la tapia espero hasta media noche, luego, desapareció sin ver a nadie, sin hablar con nadie... ¡Sin embargo a la mañana siguiente, todo el mundo lo sabía..!.
(Una de las muchas historias del Tío Berna).
Mañana más.
Saludos cordiales.
Una noche oscura y negra como la boca del lobo, salió Simeon de su casa con el saco y se dirigió al cementerio, se acercó a la tapia sigilosamente, miró en todas las direcciones, no vio a nadie, puso una mano en el borde de la tapia, el pie en un hueco entre dos adobes, y con gran agilidad salto dentro. En ese mismo momento Tolomeo salía de su casa y tomaba la misma dirección preparado con el saco, con las mismas intenciones.
Cuando Simeón llenó el saco hasta los topes, se dispuso a saltar de nuevo la tapia y justo en el momento de echar la mano por encima de la tapia, agarró la mano de Tolomeo que intentaba saltar dentro....... ¡El Grito se oyó más allá de Montuenga!, Un relámpago ilúminó durante un instante el cielo y dejo ver recortados en el horizonte los tejados de las casas, a continuación un trueno ensordecedor, y luego,.... silencio. Tolomeo salió corriendo, llegó a casa, y esa misma noche, recogió los bártulos, enganchó el carro y el burro, y nunca más volvió al pueblo. Simeón, acurrucado en la tapia espero hasta media noche, luego, desapareció sin ver a nadie, sin hablar con nadie... ¡Sin embargo a la mañana siguiente, todo el mundo lo sabía..!.
(Una de las muchas historias del Tío Berna).
Mañana más.
Saludos cordiales.