Abrigados hasta los huesos, con un frío que hacía temblar al más caluroso, se iba casa a casa, con cencerros, panderetas, almireces y botellas de anís canturreando al más típico estilo americano villancicos, para que saliera el o la dueña de la casa y nos agasajara con todo tipo de manjares de aquella época, desde polvorones a cacahuetes, pasando por trozos de turrón y alguna que otra moneda.
A la hora de repartir todos atentos para recibir el agasajo, como se ha dicho anteriormente........ corrían otros tiempos!.
A la hora de repartir todos atentos para recibir el agasajo, como se ha dicho anteriormente........ corrían otros tiempos!.