La Eternidad
La eternidad solo era
música de silencios,
Y armonía de esferas.
Los ángeles inocentes y crueles
Pulsaban los resortes eléctricos
Del amor y de la muerte.
Sus manos de cristal flotaban
En las
aguas de las arpas.
Y sus ojos sin mirada,
Se perdían,
En los
cielos
Incoloros.
Gabriel Celaya