BARCONES: Hola Ángelsoyuna a nieta de la señora María, te doy...

Hola Barcones, hola barconeros. Soy Ángel, sobrino de Victorino y Pilar, maestros por los años sesenta, y primo de María Rosa, una rubia espectacular. Pasé un año, o así, con muchos de vosotros, pasando más frío que un helado en el congelador. Mi tía me obligaba a llevar pantalones cortos y yo quería ir como todos los chavales, con "calenticos" pantalones de pana. Tengo gratos recuerdos de aquel lugar, muy duro, pero con gentes trabajadoras capaces de enfrentarse a cualquier problema. Los bailes en la plaza, o dentro de aquel salón que servía de comedor para los estudiantes, los vendedores ambulantes que llenaban la plaza con sus géneros. La tahona, con sus hogazas que no podías hincarles el diente hasta que hubiran perdido algo de calor (eso decía mi tía Pilarín). La tía María y su marido ¿Joaquín?, que vivían en la plaza, muy buena gente, les sigo queriendo. El cabo de la Guardia Civil persiguiéndonos en carnaval por ir con la careta de cartón por aquellas calles, jajajajaja. Supongo que sabría perfectamente quién era cada uno, éramos un puñado de chavales nada más y sobre todo yo con mis pantalones cortos, el único del pueblo. Los hijos del Ingeniero de Montes, creo, que quemaron un pajar y le echaron la culpa a unos gitanos. La preciosa iglesia, románica creo, las mujeres a un lado y los hombres que entraban, al otro lado. El cura (no recuerdo su nombre) llevando el viático por esas frías calles cuando había alguien tocando las puertas del otro mundo y días después las campanas repicando a duelo. Jugábamos al frontón, no sé si era una de las paredes de la iglesia. Las pelotos eran totalmente artesanales, se hacían con tiras de goma (caucho) como las de las albarcas. Uno de vosotros me regaló una recien fabricada, pero me duró el tiempo de darle el primer manotazo; salió disparada por la calle que bajaba al lado de las escuela de chicos y que terminaba en el río. La matanza, menuda fiesta. La esquila primaveral de las ovejas y que se hacía en un corral debajo de la casa de mis tíos. Primero pesaban la oveja con una romana, la esquilaban y volvían a pesarla, así sabían lo que cada oveja daba. La llegada diaria de las caballerías después de haber pasado el día pastando donde sea; oye, cada una se iba a su casa. Lo mismo con las cabras, el pastor las traía al pueblo y ellas sabían encontrar su cuadra. Qué buena leche, qué cantidad de nata. Las gallinas picoteando a su aire lo que había por las calles dando unos huevos que hoy ni soñamos. En la plaza había una tienda, que era también taberna (no me viene el nombre de su dueño, lo tengo en la punta de lengua), pues bien, cambiaba huevos por no sé qué. Un día le dije que cuánto me daba por los míos y se chivó a mi tía, jajajajaja. En la plaza, mirando la puerta de la iglesia, la casa que está más cercana y a la derecha, vivía una familia con buena relación con mis tíos y era lugar de visita dominical después de misa, qué buena gente, se deshacían en ofrecer rias viandas. Y hablando de comida, joe, todo lo que sale del cerdo. Los chorizos, la morcilla, el jamón, los torreznos, yo qué sé... Pedazo de magdalenas, las mejores que recuerdo.
He leído algo sobre Victorino, mi tío y maestro durante muchos años en Barcones. Es verdad, muy duro, muy exigente, al puro el estilo de aquellos años. Recuerdo que se "peleaba" con más de un padre cuando veía que su hijo tenía cualidades para seguir los estudios y que a más de uno le llevó al pueblo del que dependiera, Berlanga quizá, para examinarse y así poder obtener el nivel de estudios que fuera. No olvidéis que en aquella aula única estábamos alumnos de todos los niveles y él era el único maestro para todos.
Bueno, me confieso, guardo un recuerdo muy entrañable de vuestro pueblo. Hace años. por los ochenta, camino de Pamplona, pasé por Barcones, era verano, pero no me encontré con nadie que me recordara.
Recuerdo a Santos, que vivía al lado de la casa de mis tíos, por encima de la oficina de correos de aquellos años, claro. Su madre ¿Candela?, creo que murió cuando yo estaba por allí. Tengo en la memoria a aquella mujer postrada en la cama.
Mi prima y yo nos hemos prometido ir de visita por Barcones, los dos tenemos un trocito de corazón allí. A ver cuándo podemos hacerlo.
Barcones, barconeros un abrazo muy grande para todos.

Hola Ángelsoyuna a nieta de la señora María, te doy las gracias por esas palabras hacia mis abuelos, si eran unas buenas personas, y los mejores abuelos del mundo, yo si recuerdo las peleas q tenía con Tigo en casa de los abuelos, para mi tus tíos no eran los maestros, eran nuestra familia, siempre hemos tenido mucho contacto, tanto el los buenos momentos como en los malos, Ellos venían a Madrid a vernos, y notras íbamos a Zaragoza, hace un tiempo hablé con María Rosa quedamos en vernos pero por unas cosas o por otras no nos hemos visto, te esperamos en Barcones cuando quieras, a pasar unos días q tenemos una casa para pasar el verano, y así pues recodar ese año q pasastes allí