CASTILLO DE BERLANGA DEL DUERO
Historia
Sus orígenes no son claros a día de hoy. Algunos autores hablan de la existencia de una pequeña fortaleza a mediados del siglo X, en los momentos en los que se traslada la frontera Media del Califato de
Toledo a Medinaceli. Sin embargo, lo que si podemos señalar, es la existencia de alguna
plaza fuerte a finales de este siglo a tenor de las noticias y la aparición de Berlanga en las continuas incursiones y escaramuzas bélicas en la zona. La mayoría de los autores que hablan de esta posibilidad no definen áreas concretas de esta construcción o aluden a restos ya desaparecidos.
Más claras son las noticias de una fortaleza en la siguiente centuria, cuando Fernando I en 1059 toma Gormaz en el Alto Duero, dirigiéndose luego a Vadorrey (hoy despoblado), y más tarde a Berlanga, donde los musulmanes no se fueron sin antes romper la
muralla por distintos lugares. Durante las dos centurias y media siguientes el castillo va a aparecer recurrentemente junto a la villa, por ejemplo cuando a finales del siglo XIII el infante Don Enrique lo toma como centro de sus operaciones en las luchas por el trono de Castilla, o cuando, ya en el siglo XV, Juan de Tovar se refiere a él como propiedad suya. A mediados del siglo XV, su hijo, Luis de Tovar, modificará la fortaleza preexistente, algo que podemos comprobar en la
torre del
homenaje, que es modificada, añadiendo las garitas y borjes de la parte superior.
Ya en el siglo XVI, con María de Tovar como señora de Berlanga, se construyó alrededor de la obra
medieval una fortaleza artillera de planta trapezoidal que está rematada en las
esquinas con cuatro cubos artilleros circulares.
La autoría de esta fortificación se le ha supuesto al ingeniero italiano Benedetto di Rávenna que comenzó su construcción en 1527, momento en el cual Carlos I instó a la
familia Tovar a fortificar la plaza ante el temor de un ataque francés. Esta tesis es aceptada por un gran número de autores. No obstante durante los últimos años otros han apuntado la posibilidad de que el artífice de la obra fuera Pedro de Malpaso.
Durante los dos siglos siguientes el castillo cumplirá múltiples funciones, desde arsenal de armas o calabozo para prisioneros hasta custodio del archivo de los Duques de Frías y marqueses de Berlanga, sin descuidar nunca su función
militar, dotado de cañones, pedreros y morteros en sus muros a mediados del siglo XVII. En este sentido cabe destacar el incendio que se produjo en la fortaleza con motivo de la visita de Felipe IV en 1660. También tuvo su protagonismo durante la Guerra de Independencia, ya que el General Durán establece en Berlanga su cuartel general, desde septiembre de 1810 hasta enero de 1811, cuando se retira a Molina de
Aragón ante la inminente llegada de las tropas francesas.
Descripción del castillo
El castillo de
Berlanga de Duero está formado por dos recintos correspondientes a etapas diferentes, medieval (el interior) y moderna (el exterior o envolvente).
Castillo Medieval
El castillo medieval presenta una planta rectangular y está dividido en dos
patios: el
patio de armas localizado en la parte oeste y el residencial o palaciego en la parte este. Este último se trataba de un patio interior con
soportales de
columnas góticas, empedrado con cantos de cuarcita y estructurado en torno a un aljibe central que recogía de
aguas pluviales y del que todavía se conservan dos estructuras subterráneas: un aljibe revocado con cal y un pasillo que une el depósito con el sumidero de aguas.
Por su parte, el patio de armas presenta una planta cuadrangular y gracias a recientes excavaciones en su
esquina oriental se ha documentado la existencia de un arsenal en la parte septentrional pegado al muro, donde se hallaron cinco bolaños de
piedra. Estas labores arqueológicas afectaron igualmente a la
puerta de entrada del castillo medieval, lo que permitió leer la evolución estructural de esa parte del recinto castrense, diferenciando además varias unidades estratigráficas murarias de diferentes épocas.
El castillo tiene dos
torres en las esquinas delanteras: la del homenaje y una torre de planta circular en la esquina contraria, popularmente llamada “el muro redondo”. Los ángulos traseros sabemos que contaron con otras dos torres, de planta cuadrangular, de las que apenas quedan las esquinas exteriores, aunque desde el exterior se puede ver el límite de las mismas, marcado por líneas de
piedras de sillería, que formarían las esquinas internas.
La Torre del Homenaje es un
edificio complejo formado por dos cuerpos, uno de ellos de planta cuadrangular y el otro de planta trapezoidal, y estructurado en cinco alturas, la planta baja y cuatro pisos contando con la
terraza. El acceso a la torre se lleva a cabo por la segunda planta a través de una estrecha puerta defendida por el popularmente llamado “castillete”, que no es más que el acceso o puerta principal del castillo medieval. Actualmente se encuentra restaurado y en su momento contaba con defensas que se extendían hacia ambos lados del muro. La parte superior de la Torre presenta garitas en las esquinas traseras y en la parte central de los muros, en tanto que las dos esquinas delanteras están rematas por dos borjes a modo de contrafuertes que recubren las esquinas desde la base hasta la parte más alta. Los cuatro muros de la torre están coronados por parapetos almenados en los que se intercalan saeteras o aspilleras de palo y orbe. Estas garitas y borjes moldurados, de influencia de la
escuela vallisoletana del siglo XV, presentan ocho
escudos dispuestos en las esquinas y mitades de los muros de la torre, correspondientes a los antecesores de Luis de Tovar y María de Guzmán, su mujer, señores de Berlanga en aquella época.
Fortaleza artillera
La fortificación artillera es la que se construyó alrededor del castillo medieval. Esta fortaleza presenta una planta trapezoidal con cuatro cubos artilleros de planta circular en las esquinas. Los muros presentan una factura bastante uniforme a base de sillares regulares en las caras externas y ripio trabado con cal en el interior y alcanzan una anchura de unos 6 metros de anchura.
Los cubos, por norma general, son cilíndricos. Los dos delanteros presentan una
bóveda en su interior que divide la estructura en dos alturas. En la parte alta de las
bóvedas se localiza un agujero que hace las veces de salida de humos a la vez que arroja algo de luz a su interior. Los cubos traseros estuvieron dotados con una estructura interior de madera que los dividía en tres alturas. La parte baja de los cubos posee dos troneras de buzón de dimensiones en tanto que las superiores están dentadas.
En cuanto a la techumbre de los cubos, hay constancia de una techumbre de madera o tejas en los documentos escritos, a parte de unos rebajes cuadrados tallados en la parte superior del baluarte, aunque según Lorenzo no son suficientes para sujetar una cubierta