Ermita de Carrascosa. Espadaña sin campana, la rueda de Santa Catalina que es el escudo de Berlanga, el tragaluz, una estampa entrañable para tantos berlangueses que todos los años venían en procesión al final del verano, cuando ya estaban a punto las viñas que jalonaban todo el trayecto y que hoy también han desaparecido. La ermita lleva abandonada más de dos décadas y delante de la puerta se ve un montón de excrementos de oveja. ¿Era necesaria tanta profanación?