Calles apretadas como si nos faltara espacio, apretadas como si nos quisiérmos dar calor los unos a los otros en lar largas noches de invierno, apretadas como las uvas de un mismo racimo antes de descolgarse de la vid. En los años que se construyó el pueblo estoy seguro que estos sentmientos eran algo más que las palabras algo cursis que se le pueeden ocurrir a un eterno aprendiz de escritor. A mi, seguro que como a muchos de vosotros, me han contado muchas historias de Blacos. Historias buenas pero ... (ver texto completo)