El día de la paella y el toldo volador. Tengo que reconocer que la paella me gustó, una pena que tuviéramos que comerla deprisa y corriendo para seguir sirviendo a semejante banda de trescientos y pico, hay que ver como comemos y como bebemos, parece que se va a acabar el mundo. La verdad es que me lo pasé bien aunque un poco cansado, una pena que me tuviera que volver para casa a mitad de fiestas y dejar sin dos operarios cualificados y sobre todo baratos a la comisión de fiestas. Tengo que pedir ... (ver texto completo)