Muchas gracias a los que habéis tenido la idea. Pero desde el principio quiero dejar claro que es una gratitud personal. Un “gracias”, que sólo afecta al que suscribe esta carta. Un tipo que vivió nueve años de su vida en un lugar privilegiado, que le permitía mirar de frente, y sin pestañear, a un olmo que ni estaba seco ni en su mitad podrido, y que eran una referencia fija en la brújula de su vida. Son las gracias de un tipo que vivió y compartió su vida al lado de un olmo que, sin saberlo, escribía...