La verdad es que le he dado un par de vueltas a todo esto y me quedo con lo que dice mi primo, el arrantzale de Barakaldo, un temerario de la costa y de los acantilados que se juega el tipo en cada cebo, en cada lanzamiento, en cada captura, en cada... y sin tener que ir a Somalia que allí se vé todo muy negro y no distingues carne de pescado y si te descuidan te la dan con queso o te encuentras de frente a un tío esquelético, con pintas de no comer todos oso días y que se adorna con una pata de palo, y un parche en el ojo. Vamos, que hay que tenerlos bien puestos para irse a pescar a las cotas de África con lo bien que pican los pescaditos en la ría, ahí al lado de los antiguos Altos Hornso y de la Sefanitro. Y es que Barakaldo crea escuela... hasta para pescar.