Comparto totalmente el deseo y los esfuerzos de todos aquellos que tienen la seguridad de que Blacos nunca será sólo un recuerdo porque siempre habrá alguien dispuesto a darle vida y mantenerlo despierto. Seguro que será algún miembro de esa gran familia virtual de la que hablaba hace unos días y que ha encontrado por el camino a alguno de sus miembros. Era sólo un ejemplo, una metaáfora, y en ningún caso una manera de clasificar o calificar a nadie. Nada más lejos de mi intención.
Pero a los que sí me atrevo a clasificar es a los que hacen pueblo día a dia, a esos que luchan contra un largo invierno y una lluviosa primavera de nieve y que nos esperan cada Semana Santa o cada verano con la puerta abierta y con la ilusión de encontrarse con los viejos amigos. Es cierto que cada vez son menos pero la esperanza está en que hay una renovación generacional. Son esos uqe apuran las tardes de frío al lado del ordenador buscando con curiosidad que alguien haya escrito un mensaje en la página de Blacos. Al principio era como un pequeño tesoro que se mira de vez en cuando para saber que lo tienes ahí. Pero, lo sé muy bien, ahora casi se ha convertido en una necesidad diaria de encontrarse con una receta de rosquillos o con una vieja canción de aquellos años en que no había casi nadie que tuviera que volver porque todavía no nos habíamos ido. Ellos, los que nos leen y todavía no se atreven a escribir, son los que hacen pueblo pero nosotros también les ayudamos y ese es el verdadero espíritu de esta página. A veces la distancia y la escritura acerca sentimientos que nos cuesta más expresar cara a cara, pero por algo se empieza. No voy a dar nombres porque seguro que me olvido de alguno, pero lo que empezó siendo una pequeña aventura, un desahogo literario y fotográfico se ha convertido ahora en una necesidad para llenar ratos que podían ser de aburrimiento o de frustración. Hemos conseguido que para unos cuantos abrir la página de Blacos se haya convertido en una necesidad, en una costumbre. Es otro paso más para que Blacos nunca sea un recuerdo.
Pero a los que sí me atrevo a clasificar es a los que hacen pueblo día a dia, a esos que luchan contra un largo invierno y una lluviosa primavera de nieve y que nos esperan cada Semana Santa o cada verano con la puerta abierta y con la ilusión de encontrarse con los viejos amigos. Es cierto que cada vez son menos pero la esperanza está en que hay una renovación generacional. Son esos uqe apuran las tardes de frío al lado del ordenador buscando con curiosidad que alguien haya escrito un mensaje en la página de Blacos. Al principio era como un pequeño tesoro que se mira de vez en cuando para saber que lo tienes ahí. Pero, lo sé muy bien, ahora casi se ha convertido en una necesidad diaria de encontrarse con una receta de rosquillos o con una vieja canción de aquellos años en que no había casi nadie que tuviera que volver porque todavía no nos habíamos ido. Ellos, los que nos leen y todavía no se atreven a escribir, son los que hacen pueblo pero nosotros también les ayudamos y ese es el verdadero espíritu de esta página. A veces la distancia y la escritura acerca sentimientos que nos cuesta más expresar cara a cara, pero por algo se empieza. No voy a dar nombres porque seguro que me olvido de alguno, pero lo que empezó siendo una pequeña aventura, un desahogo literario y fotográfico se ha convertido ahora en una necesidad para llenar ratos que podían ser de aburrimiento o de frustración. Hemos conseguido que para unos cuantos abrir la página de Blacos se haya convertido en una necesidad, en una costumbre. Es otro paso más para que Blacos nunca sea un recuerdo.