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BLACOS: Hola a todos, incluído a mi primo el arrantzale al...

Hola a todos, incluído a mi primo el arrantzale al que siempre tengo presente en mis oraciones. Yo tampoco me puedo resistir a hablar de Milanos, y tengo la sensación de que es como esos pintores malditos, Van Gohg, Toulouse Lautrec,... que en vida no pasaron más que hambre y calamidades y cuando murieron sus cuadros se compraban y vendía por cantidades millonarias y los críticos decían que eran unos genios. Con Milanos pasa lo mismo, ha sido decir que no va escribir más y se ha convertido en un objeto de deseo, todos queremos volver a leer sus chacarrillos. Todos abrimos la página con ansiedad, con ganas de comprobar que te has arrepentido y vuelves a escribir y a contarnos tus aventuras. Creo que es una deuda que tienes con todos nosotros. No se puede hacer sufrir así a tu club de fans. Inténtalo, ya verás como no es tan difícil. Y si no sé valiente, da un paso al frente y cuéntanos quien eres en realidad. Bueno mejor no, porque ya sabes que si pierdes ese halo de misterio, igual disminuyen tus seguidores. Sigue siendo anónimo, es mucho más divertido y así mi primo sigue con el curso de detectives.
Todo esto se me ocurrió el otro día que tuve que viajar en tren y cuando lo hago me da por pensar. Oye! que bien conducía el maquinista, una suavidad en los cambios de marcha, una tranquilidad en los adelantamientos, una pericia al volante cuando llegaban las curvas cerradas. Como sería la conducción que cuando llegué a Pamplona no pude resitirme y fuí a la máquina a felicitarle. Después de darme las gracis, me dijo que todo lo que sabía se lo había enseñado en la Escuela de Ferroviarios un profesor que se llama Rául Lafuente, que entre los maquinistas lo llaman el Fernando Alonso de Pasajes. Y también me dijo que las mejores vías para conducir son las de Bilbao y los alrededores. Auténticas autopistas, con los raíles relucientes y bien pulidos, con los cantos de grava peinados y colocados en su sitio y todas las señales limpias y los semáforos en funcionamiento. No lo dije proque me daba cierta vergúenza pero yo pensé inmediatamente que eso era obra de mi primo Jeús, el detective. No puede haber otro que cuide mejor las vías que él. (Para que luego digan que no hablo bien de la Renfe). Ya en casa se lo conté a mi hija y no sé si en serio o de cachondeo (es mujer al fin y al cabo), me dijo eso de ¡Papá ven en tren!. Hasta otra a todos,... a tí también Jesús.