¡Qué pedazo de historia hay recogida en esta foto, es un auténtico retrato de aquellos años de pantalón corto y vestidos de muñecas, eso sí en blanco y negro como debe ser. Es un retablo de nostalgia porque nos permite demostrar a nuestros hijos que nosotros también fuimos pequeños alguna vez aunque no se lo crean.
Pero esta foto es mucho más. Ahora se llamaría un posado, aunque a alguna de vosotras igual le gustaría más que hubiese sido un robado. Pero es, sobre todo, una descripción de personalidades. Y si no lo creéis, fijaron en la cara de Montse. Mira a la cámara con temor, con el miedo de la timidez y en una posición de firmes, de respeto a la autoridad del fotógrafo. La cabeza un poco baja, como evitando la mirada directa del objetivo, como si fuera su enemigo. Sin embargo Aurorita es todo lo contrario; mira desafiante al fotógrafo, sin ningún temor y sin ningún respeto. El brazo en jarras y la rodilla doblada le dan una pose de indolencia, como de estar de vuelta de esto de posar para las fotografías. Pero lo que mejor define su carácter es el pelo, recién importado de África, un auténtico remolino de rizos, un torrente de rebeldía y un gesto de dominio sobre el trío. Y por fin Maribel, pobre Maribel, la han dejado al borde del abismo, con el agua a los pies, en la posición de mayor riesgo y peligro porque siempre nos decían que si nos caíamso a la fuente, nos ahogábamos seguro... aunque no hubiera agua. Pero Maribel, que a esas alturas seguro que ya había visto el mar, no se deja impresionar y compone un rictus de indiferencia, como si estuviera sobre una pasarela en lugar de apoyarse en la fuente más famosa de Blacos. Su cara es como la de "estoy aquí porque me han dicho que me ponga, pero a mí esto ni me va ni me viene. Por eso, quizas, esboza una leve sonrisa, como para quitar importancia al momento. Cada una a su manera, con su personalidad, pero ninguna de las tres era capaz de pensar en ese momento que estaban haciendo historia, anque todavía fuera en blanco y negro.
Pero esta foto es mucho más. Ahora se llamaría un posado, aunque a alguna de vosotras igual le gustaría más que hubiese sido un robado. Pero es, sobre todo, una descripción de personalidades. Y si no lo creéis, fijaron en la cara de Montse. Mira a la cámara con temor, con el miedo de la timidez y en una posición de firmes, de respeto a la autoridad del fotógrafo. La cabeza un poco baja, como evitando la mirada directa del objetivo, como si fuera su enemigo. Sin embargo Aurorita es todo lo contrario; mira desafiante al fotógrafo, sin ningún temor y sin ningún respeto. El brazo en jarras y la rodilla doblada le dan una pose de indolencia, como de estar de vuelta de esto de posar para las fotografías. Pero lo que mejor define su carácter es el pelo, recién importado de África, un auténtico remolino de rizos, un torrente de rebeldía y un gesto de dominio sobre el trío. Y por fin Maribel, pobre Maribel, la han dejado al borde del abismo, con el agua a los pies, en la posición de mayor riesgo y peligro porque siempre nos decían que si nos caíamso a la fuente, nos ahogábamos seguro... aunque no hubiera agua. Pero Maribel, que a esas alturas seguro que ya había visto el mar, no se deja impresionar y compone un rictus de indiferencia, como si estuviera sobre una pasarela en lugar de apoyarse en la fuente más famosa de Blacos. Su cara es como la de "estoy aquí porque me han dicho que me ponga, pero a mí esto ni me va ni me viene. Por eso, quizas, esboza una leve sonrisa, como para quitar importancia al momento. Cada una a su manera, con su personalidad, pero ninguna de las tres era capaz de pensar en ese momento que estaban haciendo historia, anque todavía fuera en blanco y negro.