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BLACOS: ¡Qué foto, Aurora! he sentido por un ratito el calor...

¡Qué foto, Aurora! he sentido por un ratito el calor sofocante del mes de agosto hacia las dos de la tarde, cuando mi abuela Antonia nos mandaba a mi hermana y a mí a por agua. Asun llevaba el botijo verde de plástico, el de los niños y a mí me tocaba ya llevar el grande, el de barro blanco. Era la fuente un sitio especial para los que eramos niños entonces. Nos sentíamos un poco más mayores e independientes porque nos encomendaban algo muy importante, traer el agua fresca a casa para los mayores y, sobre todo, no romper los botijos en el camino. ¿Y quién de vosotros (o más bien vosotras) no tuvo alguna bronca por este hecho? Recuerdo a los chicos, los de mi época (no sé si leen esta página) que intentaban hacer blanco en los botijos a pedradas. Más de uno tuvo éxito.
Creo que deberíamos contar a nuestros hijos cómo vivimos nosotros esa época: cuando no había agua en las casas, cuando mi abuela subía cargada con un caldero en cada mano y un cántaro a la cabeza, cuando acompañábamos a las mujeres de la casa a lavar la ropa al río, cuando llevábamos el champú al río Abión porque no teníamos duchas...
Por cierto, seguro que hay más fotos por ahí que ilustren y refresquen nuestra memoria.